Y…

Y, de nueva cuenta, se anotan otro terrible fracaso. Y no hablo de la selección nacional de futbol, con estos jóvenes los resultados siempre son y serán los mismos.

Y tampoco hablo de que el final de tal o cual telenovela, haya sido de Televisa  TV Azteca, no haya sido de mi agrado, porque al final de cuentas, ni telenovelas veo.

Y, cuando digo fracasos, no me estoy refiriendo a los resultados nada sorprendentes que nos acaba de entregar – bueno, a la LXV Legislatura del Estado- la titular de ORFIS, doña Delia González Cobos , quien después de estar un buen tiempo tirada en la hamaca, resulta que al fin despierta, pero ahora nadie le cree.

Y, tampoco hablo del fracaso que resultó, primero la venta del avión presidencial y luego la rifa sin avión, el cual nadie se sacó y se ignora dónde y cómo está. Y también se ignora cuánto está costando “el hospedaje y su mantenimiento”

Y no vamos a cuestionar las visitas presidenciales a Veracruz, quien cada vez que viene, saluda a quien quiere, ensalza a su gobernador favorito, pero no ha inaugurado una sola obra- hospital, escuela, carretera o, mínimo, un bulevar.

Y ni que decir de la falta de proyectos al campo. Y ni qué decir del famoso programa Bienestar, que a tres años de haber iniciado, no se sabe a quienes realmente ha beneficiado, toda vez que lo que sí se ve es el aumento de la pobreza a lo largo y ancho del territorio veracruzano.

Y, lo que si hay que puntualizar es el fracaso de la famosa consulta para enjuiciar a servidores públicos del pasado, lo que, hasta el cierre de este editorial, los números daban una clara tendencia a favor del abstencionismo. Y, pues, eso marca y remarca que, lo que tanto se había cantado, ha resultado una completa realidad: el fracaso que se obtuvo no justifica la cantidad de dinero implementada para tal fin.

Y, por lo tanto, si esto no es un verdadero fracaso, rogamos a los especialistas a que nos digan, cómo se le puede llamar.

¡Abur!