Por el Director General.

Estamos a punto de ser testigos de una elección emblemática, única en la historia del país y el estado de Veracruz. Habrá elecciones para designar presidente de la república, gobernador en nueve estados, 500 diputados al Congreso de la Unión,  128 Senadores; y, en Veracruz, un gobernador y 50 diputados locales que habrán de integrar la LXVII Legislatura de Veracruz. O sea, lo que está en juego y en riesgo, no es ni un día de campo y mucho menos una tarde de películas comiendo palomitas.

Ya vemos lo que se están mandando a decir los aspirantes, ya notamos que no habrá tregua ni cuartel y que, mucho menos, están dispuestos a ceder la plaza sin pelear. Sin duda, será una batalla campal, en la que habrán de ocupar todas sus artimañas. Bueno, eso está por demás decirlo, ya subieron a los hijos y a los parientes al ring.

Ahora, que es necesario vigilar y a quien ponerle una observación especial. De manera análoga, lo vamos a relatar con lo que le pasó a un boxeador.

Cuentan que un día,  a un boxeador le “amarraron” una pelea para enfrentar, ni más ni menos que  al campeón de esa división. Todo estuvo bien. Se hizo el anuncio. La pelea quedó concertada a 15 rounds. Y  llegó el día del encuentro pugilístico.

En el primer round, el campeón le cierra un ojo al retador y le tira dos veces el protector.  Termina el primer  choque y se va el retador a su respectiva esquina. Ahí le pregunta a su manejador.

-¿Cómo viste el primer round? ¿Qué tal lo hice?

Le responde el manager.

-Vas bien. Apenas te está finteando. Te quiere apantallar.

Suena la campana para el segundo round.

Ahí, el campeón le da a placer al retador, quien ya no sentía lo recio sino lo tupido. Ya le brotaba la sangre por la nariz, por la boca y el pobre retador ya no sabía ni en qué país vivía.  Y vuelve a preguntarle a su manager:

-Ahora, ¿cómo me ves? Dime la verdad.

-Tranquilo, tú tranquilo, el tipo ese apenas te está tocando, tienes que seguir cabeceando y lo tienes que conectar también.

-¿Seguro? Le pregunta el peleador.

-Claro. Sal, ya tocaron para el tercer round.

El pobre retador ya no podía ni sostenerse y de nueva cuenta el campeón le ha propinado otra santa tunda que le cerró un ojo y el otro se lo dejó cuadrado; la boca ya no la sentía, la nariz era una catarata de sangre, el protector bucal nunca lo pudo encontrar y, el caso es que el pobre retador ya tenía un rostro irreconocible. Al llegar a su esquina, de nuevo le pregunta a su maestro y manejador:

-Oye, dime, la verdad, ¿cómo va la pelea? ¿Cómo  ves?

El manager le responde:

-Tú, tranquilo, debes de estar sereno, relajado, toma agua, el tipo ese, apenas te ha empezado a tocar, te ha dado dos o tres toques, pero leves.

-¿Deveras? Le dice el retador.

-¡Claro! ¡Aún no te toca todavía!

Le dice el retador:

-Oye, entonces, te pido por favor: “que me vigiles al réferi, porque aquí arriba alguien me está madreando”

Entonces, en esta elección, emblemática e histórica, los candidatos, en particular los de la oposición tendrán que pedir que vigilen bien a los réferis, porque no sea que vayan a ser éstos los que terminen tundiendo a los aspirantes a algún cargo de elección popular.

Porque la parcialidad es tan evidente y tan notoria que ya un aspirante a gobernador por el estado de Veracruz, solicitó al “réferi” que no permita que esta elección se convierta en una elección de estado.

Las señales de que ya hay inclinación para favorecer, ya también se dio a conocer ante las autoridades y se han abierto las primeras Carpetas de Investigación.

Por eso es necesario vigilar al réferi.