Nadie puede decir que no siente o nota que ya llegó el calor… político. Junto, obviamente con el calor de más de 45 grados que se siente en la mayoría de los municipios veracruzanos y que a más de uno trae sufriendo y padeciendo por sus efectos.

El llamado cambio climático, ese tema que desde hace más de 25 años habíamos estado comentando en nuestras páginas y en cuanta reunión acudíamos, ya nos está aplicando una lección que, ojalá, sirva para que aprendamos a cuidar y a respetar a la naturaleza.

La contaminación excesiva, la tala inmoderada, el indiscriminado uso de combustibles fósiles, nos están llevando a una crisis mundial que, aparentemente, estaba muy lejana y ya nos alcanzó.

El abuso y mal uso del agua, ese vital líquido para la sobrevivencia humana, tiene y mantiene en un tris a gran parte de la población y sus efectos ya nos alcanzaron también. Sin embargo, a pesar de que ya se está entregando agua por medio de tandeos y por pipas que surten a los hogares, resulta increíble ver que aún existen personas que no han logrado entender que debemos de cuidarla y no desperdiciarla.

Pero, bueno, ahora pasemos al otro calor que también ya llegó. El calor político. Y ya se siente por todo el país, particularmente en los estados en donde se habrán de llevar a cabo elecciones para renovar Gobernador.

El calentamiento mayor, el nacional, la efervescencia, se estará dando entre los aspirantes a la silla que ahora ocupa el oriundo de Macuspana, Tabasco.

Es evidente que las llamadas corcholatas, ya encarrerados, cada uno de ellos en sus respectivos deseos de llegar a la Silla Principal, no habrán de

detenerse y menos acatar órdenes o instrucciones de un dirigente partidista a quien, durante el proceso, no le habrán de contestar, pero ni el teléfono.

Este calentamiento hará que el termómetro político nacional estalle y a mayor calentamiento, menos obediencia de parte de los participantes.

Así que, ya llegó el calor, por el calentamiento climático y también el calor político, por los destapes anticipados.

Nadie puede decir que no siente o nota que ya llegó el calor… político. Junto, obviamente con el calor de más de 45 grados que se siente en la mayoría de los municipios veracruzanos y que a más de uno trae sufriendo y padeciendo por sus efectos.

El llamado cambio climático, ese tema que desde hace más de 25 años habíamos estado comentando en nuestras páginas y en cuanta reunión acudíamos, ya nos está aplicando una lección que, ojalá, sirva para que aprendamos a cuidar y a respetar a la naturaleza.

La contaminación excesiva, la tala inmoderada, el indiscriminado uso de combustibles fósiles, nos están llevando a una crisis mundial que, aparentemente, estaba muy lejana y ya nos alcanzó.

El abuso y mal uso del agua, ese vital líquido para la sobrevivencia humana, tiene y mantiene en un tris a gran parte de la población y sus efectos ya nos alcanzaron también. Sin embargo, a pesar de que ya se está entregando agua por medio de tandeos y por pipas que surten a los hogares, resulta increíble ver que aún existen personas que no han logrado entender que debemos de cuidarla y no desperdiciarla.

Pero, bueno, ahora pasemos al otro calor que también ya llegó. El calor político. Y ya se siente por todo el país, particularmente en los estados en donde se habrán de llevar a cabo elecciones para renovar Gobernador.

El calentamiento mayor, el nacional, la efervescencia, se estará dando entre los aspirantes a la silla que ahora ocupa el oriundo de Macuspana, Tabasco.

Es evidente que las llamadas corcholatas, ya encarrerados, cada uno de ellos en sus respectivos deseos de llegar a la Silla Principal, no habrán de

detenerse y menos acatar órdenes o instrucciones de un dirigente partidista a quien, durante el proceso, no le habrán de contestar, pero ni el teléfono.

Este calentamiento hará que el termómetro político nacional estalle y a mayor calentamiento, menos obediencia de parte de los participantes.

Así que, ya llegó el calor, por el calentamiento climático y también el calor político, por los destapes anticipados.