Todo hace indicar que la responsabilidad, ese valor o don que nos caracteriza  e identifica unos de otro, y estigmatiza por atender y dar resultados, no se da en los árboles y tampoco se adquiere en algún supermercado.

Ser responsable implica adquirir compromisos, atender y resolver problemas, ayudar a los que requieren de un auxilio inmediato; acudir con prestancia al sitio donde ocurre una emergencia, socorrer a los que han sido afectados por algún siniestro o conflagración, etc.

Responsable, según la RAL: Dícese de la persona que tiene capacidad para tomar decisiones, dirigir una actividad, etc.

Pero, visto y comprobado está que, acá en la aldea, lo que menos existe es la responsabilidad, mucho menos el sentido de solidaridad o de servicio. Por increíble que parezca, demostrado está y ha quedado ya, en los sucesos que recientemente han sacudido a la entidad veracruzana, donde un gran número de coterráneos han resultado afectados en sus bienes materiales, no ha llegado la ayuda oportuna, la mano amiga, el respaldo afectivo de quien debiera estar justo en el momento en que se requiere su presencia.

Tal pareciera que los sucesos que afectan a los veracruzanos, ocurrieran en otra galaxia  o los propios funcionarios fueran los andan en alguna dimensión desconocida. Y decimos que pareciera porque en el paso de “Grace” por Veracruz, a  más de un mes, muchos paisanos continúan esperando el apoyo, la ayuda, el auxilio. Pero no llega.

El pasado 9 de los corrientes, en el municipio de Lerdo de Tejada, ante la llegada de una lluvia atípica, muchos veracruzanos de aquella productiva y cañera región, amanecieron, literal, con el agua hasta el cuello. E igual que la canción de Joaquín Sabina, “y nos dieron la 10 y las 11, las 12 y la 1”, y el apoyo no llegaba. Carreteras destrozadas, caminos intransitables, comunidades incomunicadas y cientos de personas sufriendo los estragos y la pérdida de sus enseres, sin que nadie se atreviera a llevarles una despensa o un apoyo.

Cerca, muy cerca de allí, a escasos 80 kilómetros, un alto funcionario, sin importarle en lo más mínimo el dolor de los veracruzanos a los que presume gobernar, se encontraba entonando, al ritmo de una jarana, las melodías que ha representado al Estado a nivel mundial.

No hay responsabilidad. Lo que sí hay es irresponsabilidad. Lo que predomina es la falta  completa de empatía para con la población. No atención para con los que son afectados por contingencias climatológicas.

Y ya ha quedado comprobado que la atención, el apoyo, el auxilio, no es característica propia del gobierno de la 4T en Veracruz. Demostrado ha quedado y comprobado también está cuando han sucedido hechos sangrientos como el de “El Caballo Blanco”, en Coatzacoalcos, la masacre de Minatitlán, etc., en donde nadie se apersonó para paliar aunque fuera en mínima parte el dolor de los sufrientes.

Luego entonces, lo que predomina es la irresponsabilidad.

Miren que andar tocando una jaranita, cuando los veracruzanos están con el agua hasta el cuello.