Poco o nada se ha dicho del avance que, a la fecha, presentan las  grandes obras, emblemas de la 4T y, por lo tanto, se desconoce si el porcentaje de trabajo corresponde a la cantidad de de recursos que se les han aplicado.

Y nada se ha dicho, por ejemplo, del avance que lleva la refinería de Dos Bocas, una de las más representativas obras del actual gobierno morenista y donde el ciudadano presidente tiene cifradas las esperanzas de que se pueda refinar petróleo para convertirla en gasolina y ésta se abarate en todo el país, beneficiando con ello a los mexicanos que ya están cansados de tanto gasolinazo. Sin embargo, nada se sabe del avance y, mucho menos, si estará lista para el 2022, tal como está prometida.

Tampoco se conoce nada del avance del Tren Maya. No se sabe cuánto se le ha invertido, si la obra sigue avanzando, cuántos kilómetros de vías han sido tendido; o si los pueblos originarios ya están conformes con la construcción de la obra que ha afectado selva, flora, fauna y ha afectado el ecosistema, sin que las autoridades digan cómo van a remediar los daños causados. El Tren Maya, a decir de los funcionarios de la Cuarta Transformación, será una vía de trasporte eficaz, ágil y al mismo tiempo se convertirá en un atractivo turístico que –ofrece- moverá a un millón de turistas al año en los estados por los que pasará. Pero, realmente, no se sabe nada de cómo está ahora dicha obra.

Por su parte, el aeropuerto Felipe Ángeles, el cual habrá de sustituir al AICM Benito Juárez, se sabe que está siendo construido por elementos del Ejército Mexicano, que lleva un avance que solo se maneja en informes internos de la Sedena y de la propia Presidencia de la República, pero en realidad no se tienen las cifras exactas del total de recursos que se le han invertido, del avance alcanzado y de si estará funcionando en tiempo y forma, tal como fue planeado. Nada se sabe.

En Veracruz, por su parte, desde hace tres años se planeó la construcción de un tren -¡otro tren!- pero éste haría un recorrido más pequeño, saldría de Tlacolulan o Rafael Lucio, pasaría por Banderilla, seguiría por Xalapa, atravesaría Coatepec y llegaría a Teocelo. Sin embargo, de aquel anuncio hecho y de una visita que hiciera el ejecutivo estatal para conocer el trazo del famoso tren veracruzano, se desconoce cuál es el avance, costo y conclusión de la citada obra, también emblema de la 4T veracruzana.

De la obra en mención se ignora si la realizará el Gobierno del estado, si habrá capital privado, si habrá intervención de empresas internacionales o serán constructores locales quienes la realicen o vaya usted a saber quién, cuándo y a qué hora van a iniciar la segunda versión del famoso tren, del que solo  sabemos se llamará “Piojito”

En tanto se construyen a nivel nacional tres emblemáticas obras y en Veracruz, la única que se va a poder ver, toda vez que hasta ahora no se ha visto una que valga la pena, las calles de las ciudades, las carreteras, las escuelas y las diferentes ramas de producción agropecuaria, se encuentran en total y completo abandono.

Ojala que haya tiempo de ver concluidas las fastuosas obras que desde el inicio del presente gobierno se anunciaron.