En los tambores, se oyen, se escuchan a los lejos, sonidos de guerra. De guerra por el poder. Por el poder de ser, de tener, de poseer y de demostrar que la democracia, esa que es la madre de todo país republicano, está a punto den irse al fango del olvido. La guerra es de todos contra todos.

Nadie, absolutamente nadie de los actores políticos del país, está dispuesto a ceder un ápice de terreno. Nadie está dispuesto a dar tregua ni a ceder cuartel. Cual más, ha lanzado su espada en ristre y ha exclamado, ¡voy por ella!

Desde la oscuridad de los intereses mezquinos, hay quienes lanzan epítetos y los hay también quienes se prestan para ser los bombarderos especialistas en denostar al que se considere enemigo del actual régimen. Cada quien va por su coto de poder, por su parcela, por su plaza.

Desde el sur, dinamitando a quien se le ordene, una gobernadora arremete y exhibe a quien se le ordene. No tiene miramientos, no tiene contemplación y su labor es eliminar obstáculos. Los exhibidos, por su parte, ya prearan su arsenal legal para acudir a los Tribunales y defenderse de la mejor manera. El pleito es interno y nadie hace un llamado a la cordura.

Por su parte, otro integrante del GG (grupo gobernante), con aval del que manda, dispone y ordena, hace proselitismo, justificando una aprobación cuestionada, para que los militares continúen en el escenario y eso, afirman los contrarios, huele a militarismo.

Los adversarios, en y desde su posición, ya alistan todo lo que les sea necesario y útil para la batalla que viene en el 2023 y la madre de todas las batallas en el 2024.

Ya tienen, nos informan, los documentos de las obras emblemáticas: El Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA), la Refinería de Dos Bocas (RDB) y el Tren Maya (TM), así como lo que se ha invertido en las Universidades Benito Juárez y en los demás programas asistenciales.

Los opositores no van a dejar pasar la oportunidad para exhibir los documentos que amparan la desaparición de los Fideicomisos que, también asegurar, nadie sabe a dónde fueron a parar.

Se oyen tambores de guerra. Las hachas han sido desenterradas. Las caras han sido pintadas, Los jamelgos ya han sido preparados y los guerreros, saben que la lucha es a muerte.

El 2023 es el laboratorio y el 2024, el inicio de una gran cruzada.