Un aeropuerto que no quiere ocupar ni el mismo presidente, una refinería que, ya se augura, está condenada a estar inundada cada vez que llueva y que, aparte, no tiene para cuando empezar a refinar un litro de petróleo para convertirlo en combustible, y un tren maya que, hasta el momento, no ha ofrecido más que problemas. Que si el tramo “X” ha sido detenido, que si el tramo “M” tuvo que ser desviado, que si se detiene la obra van a ser exhibidos los responsables de haber impedido el avance de la obra, etc, etc.

En tres de las llamadas obras emblemáticas de la 4T, los señalamientos y los argumentos en relación con sus elevados costos, no han dejado de estar presentes en los diarios de México y del mundo entero.

En lo particular, más allá de que el AIFA no esté funcionando como lo marcan los protocolos internacionales, más allá de que le hayan tenido que inyectar una “carretada” de billetes para que no presente un informe en números rojos; y, más allá de que ni el propio jefe de las instituciones lo haya ocupado aun, ni para ir “a dar una vuelta”, los analistas y especialistas han emitido informes pormenorizados acerca de la inviabilidad del costoso aeropuerto, el cual, a estas alturas, ya no se sabe si es internacional, nacional, estatal o municipal.

En Dos Bocas – que de hecho han de ser más bocas- la instalación de una costosa refinería, la asignación de contratos de manera directa, esto es sin licitación ni concurso ni nada, han abierto la sospecha de que “algo raro huele en Dinamarca” y que no va a tardar mucho en salir a la luz pública, amén de arrastrar al ostracismo a una de las candidatas al gobierno de un estado del sur de la república y cuya candidatura depende, tan solo, sin tan solo… ¡de que deje de llover!

¡Sí! Por increíble que parezca, la candidata a gobernar uno de los estados del país que cuenta con refinerías vetustas y obsoletas, que cuenta con la única planta nuclear de América Latina, que produce petróleo  y que tiene todo, pero que cuya aspirante se encuentra aferrada a ser la primera gobernadora de dicho estado, decidió que en la tierra del mero tatiasca, fuese construida la refinería conocida como Dos Bocas – han de ser más bocas- se encuentra a merced de que Tláloc, no deje caer sus fluidos sobre aquellas tierras y mande al drenaje del olvido todos sus sueños junto con sus aspiraciones.

El Tren Maya, es un tema aparte. Un día se informa que la obra está detenida, otro día se dice que existe un grupo de activistas y habitantes inconformes que amenazan con detener la obra y que, por cuanto tramo estén pasando, les resulta una zona arqueológica, un cenote o cualquier otro motivo que obliga a modificar el trazo y empezar de nuevo, obvio con la inyección de billetes que ello conlleva.

Y, ahí están las tres obras emblemáticas, la esencia de la 4T, la bandera que enarbolan con todo el entusiasmo los ocupantes del gobierno. Desde el atril principal, en una mañanera cualquiera, se escucha una voz que dice: “La historia me juzgará”