Cuentan que llega un político de altos vuelos ante el confesionario, donde ya lo esperaba el sacerdote y sin más se arrodilla para confesar sus pecados.

Le dice el sacerdote. –Dime tus pecados, hijo mío.

Padre, -confieso que no he hecho nada.

-Pues, si no has hecho nada, le dice el cura, lo cual es evidente porque ya pasaron cinco años y  se ve que no has hecho algo a favor de tus gobernados,  entonces puedes irte, porque en el año que te falta, tampoco creo que puedas hacer algo.

Es tan solo una narración. La cual se cree ocurrió en el siglo pasado en algún lugar del norte (o del centro o del sur, no se sabe) del país.

Pero, es evidente que la narración puede servir para ilustrar a aquellos gobiernos que, aun habiendo prometido hacer  todo para lograr un mejor desarrollo y alcanzar el progreso para sus gobernados, después de cinco o menos años, no lo hayan cumplido.

Porque, que se recuerde, cuando un político llega al cargo que el pueblo mediante el voto le confiere, promete que habrá mejores carreteras y, sin embargo, en cinco años o más, las carreteras se encuentran en un estado terrible.

Jura y perjura que la inseguridad se combatirá con estrategia e inteligencia, de tal forma que, en dos años, la entidad,  país o municipio a gobernar, estará totalmente pacificada y en plena tranquilidad. –Es un compromiso. Eso habría dicho. Y hoy, no tan solo da miedo invertir y transitar, ya da miedo hasta vivir en cualquier punto de esa entidad, país o municipio

Habría señalado, en el inicio, que su gobierno sería coadyuvante en la atracción de inversiones y que ello se reflejaría en la creación de cientos, de miles de empleos y que ello serviría para detonar la economía. Los inversionistas no llegaron, los empleos no se crearon y el progreso no se ve por ninguna parte.

Y la lista puede continuar, interminable. Salud, educación, pobreza extrema, desaparecidos, delincuencia, etc, etc.

Por ello, aquel sacerdote decidió, absolver a aquel político y decirle que se marchara toda vez que, realmente no había hecho nada.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.