La inseguridad, cual jinete apocalíptico, cabalga por todo el territorio veracruzano y en su cabalgar lleva y deja llanto y dolor en los hogares.

Homicidios, feminicidios, secuestros, levantones, cobro de piso y todo un menú de hechos delictivos son los que se desayunan los veracruzanos día con día.

Prensa escrita, radio, TV, portales de noticias por internet, a diario, dan a conocer las fatales noticias que enlutan y provocan consternación en todo el solar jarocho.

De Pánuco hasta e Tonalá, en la Costa, la Sierra y en los 212 municipios se vive con la angustia y la zozobra de lo que habrá de ocurrir en cualquier día de la semana.

Veracruz, el pedacito de patria que sabe reír y cantar, el mismo en donde hacen sus nidos las olas del mar, que nos heredara Agustín Lara, “El Flaco de Oro”, se ha visto envuelto en las tragedias que nadie nunca se imaginó que podrían ocurrir, sin que haya autoridad alguna que pueda poner orden y, en contrasentido, la expresión fatua y necia de que “aquí no pasa nada”

Carreteras en mal estado y asolada por las bandas que sustraen de todo sin que las autoridades logren asestar un severo golpe, son la cotidianidad de hechos que de inmediato se convierten en noticia estatal, nacional e internacional.

Masacres a plena luz del día, balaceras, levantones y todo lo que usted ha llegado a pensar que solo vería en una película gringa, es lo que hoy se vive en el estado de Veracruz.

La semana que recién terminó, fue caótica para los veracruzanos y la desesperanza permeó en los hogares que sufrieron los embates de la inseguridad sin que el responsable directo de la seguridad haya salido a enfrentar con fuerza y declarar que actos como los ocurridos, ya no volverán a suceder. Lamentablemente el pueblo bueno y sabio, ya nos les cree.

Así, la inseguridad persiste en el territorio veracruzano.

¿Qué va a pasar? Chi Lo Sa.