Primero fue la secretaria de turismo Xochilt Arbesú Lago, la que tuvo que salir del equipo porque no había dado los kilos – aunque estaba pasada- la que tuvo que abandonar el barco. Y don Cuitláhuac, tomando fuerte el timón, llamó al segundo de abordo y lo colocó en el cargo superior para ver si podía con el paquete de aquí a que termina el sexenio.

La secretaria de turismo Arbesú lago, aguantó en el cargo poco más de tres años. Desagradecidos, llamo a los funcionarios de la 4T que no supieron valorar lo que ella hizo en la actual administración. A saber: la señora funcionaria, tan pronto tomó el cargo, se fue a España, la Madre Patria, y llena de emoción, sin importarle nada, bailó flamenco ataviada con uja chanclas que, al parecer había pasado a comprar a La Lagunilla, antes de abordar el avión que la llevaría a Madrid.

¿Qué que más hizo y nunca se lo reconocieron? Bueno, doña Xochilt, acostumbrada a consumir productos chatarra, descubrió que Poza Rica tenía y contaba con unas hermosas playas, llenas de arena blanca y, responsable de la promoción turística del gobernó, sabiendo que el turismo trae divisas, en un evento de la Cumbre Tajín invitó a todo el mundo a que acudieran a conocer, visitar y a enamorarse de las playas de Poza Rica. Le faltó decir que las mencionadas playas están casi vírgenes. Pero qué digo, nada de casi vírgenes, están súper virgencitas, nunca pisadas por el pie de hombre alguno.

En conclusión: el turismo español nunca llegó y las playas vírgenes de Poza Rica nunca han sido visitadas por turista alguno. Bueno, con decirles que ni siquiera los veracruzanos las conocen… ¡y ya se fue! ¡O la corrieron!, pero para el caso es lo mismo!

Sale el segundo.

En la semana que recién terminó, otro integrante de la 4T, se tuvo que despedir del gabinetazo que encabeza el ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, porque, paradójicamente, no dio el ancho, a pesar de que estaba bastante abultado de estómago. El segundo en salir ha sido el doctor Roberto Ramos Alor, quien desde el inicio del actual gobierno en Veracruz, ocupaba el cargo de Secretario de Salud, sitio en el que sus números y resultados no fueron nada halagadores.

El doctor Ramos Alor, quien estaba más que pintado, -porque no atendía nada- siempre estuvo pintado y perfilado por sus desastres administrativos y por su diarrea verbal, toda vez que siempre que abría la boca, surgía toda una cauda de imprecisiones y ofensas en contra de quien tuviera enfrente.

“A ustedes ningún chile les embona”, dijo a los reporteros que lo cuestionaron por haber adquirido medicamentos –vacunas- sin la debida licitación. La expresión en contra de las reporteras y reporteros, hubiera sido material suficiente para haberle pedido la renuncia al galeno; la osadía de comprar medicamentos violentando la ley, toda vez que por el monto adquirido de fármacos, debió de haberse sometido a licitación nacional, constituyendo tal acción una agravante para haber despedido inso facto al doctor, no sin antes pasarlo por los tribunales, la Contraloría, el Orfis, la Auditoría Superior de la Federación, lo que le habría significado una inhabilitación y, quizá, hasta un auto… ¡pero de formal prisión!

El estar otorgando contratos a diestra y Sisniega, perdón, quise decir a diestra y siniestra, le provocó al doctor Ramos Alor, abandonar la embarcación antes de que concluyera la actual administración.

¿Quién sigue?

Bueno, sin que suene a Patrocinio, perdón, perdón, quise decir a vaticinio, podemos comentar que quien ha antepuesto el chapeo de camellones, la inauguración de ferias y eventos en los municipios, a su verdadera función, podría estar marcado para regresarse a su lugar de adopción.

Otro más podría ser el que no ha sabido comunicar y hacer de la imagen de su jefe algo mejor que tenerlo y mantenerlo, por el tiempo que lleva en el gobierno, en los últimos lugares a nivel nacional. Aunque el jefe supremo se deshace en mencionar que es uno de los mejores, los resultados, los números y las estadísticas son las que hablan. Un pobre muchacho que de comunicación sabe lo mismo que lo que entiende un niño de tres años de astrofísica, es el encargado de mantener incomunicado y alejado de los medios a su jefe inmediato superior.

Otro más pudiera ser el “pedagogo” que antes bailaba en un antro para caballeros y ahora ya es casi el moderno José Vasconcelos veracruzano.

Pero, en fin, van dos: ¿Quién será el próximo?

Haga usted su trivia.