El próximo 5 de junio, dentro de una semana, se festeja, festejaremos el Día Mundial del Medio Ambiente. Un día, obvio, para recordar que todos tenemos un compromiso con la naturaleza y de su cuidado.

Ese día, veremos a nuestros funcionarios, hasta entonces, mostrar “una enorme preocupación” por el entorno, el contorno y los escucharemos también criticar de manera ácida, lo mal que nos hemos portado con el medio ambiente, lo descuidado que hemos sido y el grado de nuestra responsabilidad en la atención, lo cual ya es considerado un verdadero crimen.

También ese día, para no variar, les escucharemos decir que lo que sufre el planeta en su contaminación es debido a que anteriores gobiernos no tuvieron el cuidado de atender de manera responsable el medio ambiente. Culpables serán los gobiernos anteriores. De los de hoy, ninguno.

En acciones similares y hablando y tirando rollo, no faltarán los del PVEM, quienes hablarán de que su partido nació y se formó para defender el medio ambiente de los políticos depredadores y para enseñar a las nuevas generaciones a cuidar el medio ambiente, “porque – van a remarcar- el planeta no es nuestro, es de nuestros hijos y de nuestros nietos y tenemos que luchar para entregárselos limpio” Y de ahí en adelante puro choro. Aunque hasta ahorita no se les haya visto plantando un árbol o limpiando un drenaje. Pero si han cosechado muchas diputaciones locales federales y senadurías.

El caso es que ese día, el próximo 5 de junio, por ser Día Mundial del Medio Ambiente, todo el mundo, habrá de salir a plantar un árbol al que no volverán a ver o a regar,  y a hacer declaraciones pomposas ante cámaras y micrófonos de los medios de comunicación, pero al otro día, habrán de permanecer inermes ante, por ejemplo, la llegada del sargazo a las costas quintanorroenses, la devastación en la zona sur del país por la construcción del famoso Tren Maya, los terribles incendios, intencionales o no,  que flagelan las zonas boscosas y generan que el aire se contamine y se incremente la falta de agua en muchas regiones del país.

Obvio es que los declarantes van a padecer amnesia para no recordar que hoteleros, restauranteros, factorías de diversos productos y tamaños descargan sus residuos a las aguas de los ríos y lagunas del estado y del país.

En fin, esperamos que las nuevas generaciones, entiendan, comprendan y defiendan con mayor responsabilidad nuestro entorno y sean quienes actúen con mayor responsabilidad para salvar el planeta tierra.