Muchas, pero muchas veces, a diario, en todo momento, en todas las declaraciones, escuchamos y seguimos escuchando que vamos bien, que la Cuarta Transformación es una realidad, que el cambio ya se ha dado y que hoy, por consiguiente, México es otro. Eso y más hemos escuchado.

El panorama que se nos ha planteado, es tan real y verdadero que los mexicanos pueden comprobarlo con solo abrir los ojos y darse cuenta de que, esto ya cambió.

Aquí, si se me permite, estimada lectora, lector, quisiera narrarles aquella simpática historia que le ocurrió a un boxeador arriba del cuadrilátero enfrentando a un antagonista, éste, campeón de pesos pesados.

Cuentan que el boxeador aquel, lleno de ilusiones por vencer al campeó y adueñarse del cinturón, la fama y la fortuna que conllevan, al anunciarse el primer round, salió al centro y enfrentó al campeón, quien en los primeros minutos le inflamó el labio superior.

Al llegar a la esquina, le pregunta al entrenador que cómo veía la pelea, y el entrenador le responde:

-Tú, tranquilo, apenas te está como queriendo probar.

Suena la campana y se anuncia el segundo round. Al pobre boxeador del cuento, le reventaron el labio superior y le cerraron el ojo izquierdo.

Al llegar a la esquina, de nueva cuenta le pregunta a su entrenador, qué cómo veía la pelea. El entrenador le responde:

-La verdad, la verdad, apenas te está tratando de pegar, por lo que le aconseja- lo que tienes que hacer es no bajar la guardia y conectarlo, enciérralo en su esquina y conéctalo.

Brinca al centro nuestro vapuleado gladiador, con más dudas que ganas de continuar el combate y, luego de tres caídas en la lona, de dos arrinconadas en la esquina, obvio por el campeón y ahora con la nariz expulsando sangre como si fuera un pozo petrolero, pero al revés, es salvado por la campana y regresa a su esquina. De nuevo pregunta a su entrenador y manager:

-Dime la verdad, ¿cómo ves la pelea? ¿tenemos posibilidad de ganar?

– La verdad, la verdad, le dice el entrenador y manager, ese tipo, tu contrincante, apenas si te ha tocado, te ha tirado muchos golpes pero no logra conectarte.

-¿Deveras? Le dice el boxeador.

– ¡Te lo juro! ¡Ese cuate no te ha tocado!

-Entonces, ¿sabes qué? Vigílame al referee, porque aquí, arriba, alguien me está golpeando muy fuerte. Ya casi no veo nada y no siento los labios.

Algo así pasa en el escenario nacional. Todos los días nos anuncian que aquí no pasa nada: que ya hay una salud como la de Dinamarca y la realidad es otra; nos dicen que ya hay medicinas y los reclamos y manifestaciones no cesan e incluso aumentan de volumen; nos dicen que ya no hay violencia y que vivimos en paz y en un estado de Derecho y cada vez hay más hechos violentos, más muertos.

También nos manifiestan, todos los días, que el campo está menor que nunca y vemos que los campesinos siguen demandando mejores precios de comercialización para sus productos; nos afirman que ya no hay corrupción

y no se deja de hablar de las casas de Bartlett, del mega fraude en SEGALMEX, dependencia que continúa acumulando denuncias por más de 15 mil millones de pesos.

Que la gasolina va a bajar y, en sentido opuesto, sigue aumentando; que la refinería de Dos Bocas, ya va a refinar y la promesa ya lleva dos años y no hay un solo galón de gasolina en algún establecimiento; que el AIFA es todo un ejemplo de modernización, pero no se usa; que el Tren Maya, ya no tarda es estar listo, pero el tiempo se acaba y lo único que se ve es el terrible ecocidio que se ha cometido en la zona por donde va a pasar el famoso Tren Maya.

Por eso y por mucho más, si realmente vamos bien como nos lo aseguran, tendremos que pedir que nos vigilen bien al referee, porque aquí y en todo el país, alguien no está haciendo lo que debiera de hacer.