Por más que se aferren a divulgarlo y a presumirlo; por más que intenten mostrar el músculo y afirmar que existe unidad en toda la estructura de MORENA, el partido en el poder, lamentamos decir que, lo que menos existe o prevalece al interior del partido guinda es unidad.

Para nadie, absolutamente para nadie, pasan desapercibidos los hechos que a diario ocurren en el país, en donde intervienen los principales actores del partido en el poder.

Los cuatro visibles aspirantes a la presidencia, se nota, ya se han desmarcado de la dirigencia que aún tiene en su poder Mario Delgado. Y su permanencia en el cargo, con todo y la prolongación que le fue autorizada, pende de un clavo ardiendo. Es más, ya se anuncia la inminente salida.

En los Estados, por ejemplo, no se observa que la unidad entre la militancia, así como el respeto y respaldo hacia los dirigentes, sea una realidad. Lo que sí se observa es que a los propios dirigentes ni la militancia le hace caso.

Las protestas y los reclamos estarán de a peso cuando se tengan que designar a los futuros candidatos a un cargo de elección popular y se descubra que muchos de los favorecidos por la dedodesignación, sean candidatos importados sin ninguna pizca de militancia en el partido creado por AMLO.

La salida de los morenistas que no sean tomados en cuenta, será el principio del fin de un partido que, lo que menos logró, a pesar del tiempo en el poder, fue unidad.

De la dedodesignación e importación de candidatos a la desbandada general, solo habrá un pequeño paso. Al tiempo.