Las corcholatas, los tapados, los ansiosos o como se les quiera llamar, pero lo cierto es que la carrera por la sucesión del La Grande, ya empezó desde hace un buen tiempo y, por lo visto, está más que claro que nadie habrá de ceder terreno para convertirse, primero en candidato y después en  sucesor del señor de Palacio Nacional.

No son pocos los que buscan el palomazo del gran elector y cada cual trae sus querencias y sus programas para enfrentar toda la avalancha que le vayan a tirar por todos los flancos y desde todas las direcciones.

Que si es tiempo de que una mujer maneje el destino del país y de casi 130 millones de mexicanos, de inmediato se anota y surge el nombre de la Jefa de Gobierno. Por el PRI, con un gran gambeteo y conocedora de los trasfondos de la política, se lanza la oriunda de Tlaxcala, ex de muchos cargos y encargos y actualmente senadora de la República.

En la rama varonil, un senador de la República, oriundo de Zacatecas, desde hace varios meses, viene alzando la mano y la voz y afirma que va con todo y está seguro que su foto aparecerá en la boleta del 2024 y por otro lado, el Canciller, quien ahora anda ofreciendo los respetos y las condolencias de México, en los funerales de la Reina Isabel,  ya ha hecho sentir su presencia y con músculo definido, también asegura que va él.

Las aguas se vuelven más turbulentas y la época ciclónica amenaza con aumentar su intensidad y en política, bien se sabe, no hay aspirantes muertos.

Por su parte, en Veracruz, aumenta la temperatura y los aspirantes Morenos, se han empezado a dar hasta con la cubeta.

El aspirante aparecido, un veracruzano ausente del estado, pero que ahora se dice más veracruzano que un lechero con su respectiva canilla, asegura que viene a Veracruz a estar cerca de la gente y afirma que, con eso, va a recibir una arrolladora votación para ocupar el lugar del actual inquilino del Palacio que esta frente a la Plaza Lerdo, en Xalapa.

Una exsenadora, cuasi exsecretaria de despacho, ya se alista para, dice, “estar más cerca de Veracruz y de los veracruzanos”, convencida que el dedo divino la habrá de mandar a gobernar a casi 8 millones de veracruzanos, de los cuales más del 50% se encuentran en pobreza extrema y por los que nunca ha hecho nada.

Por el PRI, rebasando por la derecha, por la izquierda y por todos lados al blandengue dirigente, ya se mueven los aspirantes que apuestan todo el resto para, ahora sí, alcanzar la anhelada silla, por la que ya contendieron pero que no lograron alcanzar.

Así, entre tanta corcholata, más las que aparezcan o las que el señor decida enviar al ruedo, las turbulentas aguas  y lo que decida en Veracruz, el 2024 ya se avizora como una verdadera prueba de fuego para todos los participantes.

¿Alguien se imagina lo que podría pasar si, en la contienda por venir, los del color guinda, no logran salir avantes?