No hace falta ser pitoniso y mucho tener una bola de cristal para hacer un pronóstico preliminar de lo que está por venir en los próximos meses, en el estado de Veracruz, en relación con el tema de la escasez de agua.

La falta del vital líquido, luego de observar y sentir la intensidad de los calores que se han tenido que soportar en diversos putos de la geografía veracruzana y aun en las mismísima capital del estado, nos refieren  y alertan que el estiaje que se aproxima va a ser pronóstico reservado.

Se tiene conocimiento de que cerca de 80 municipios veracruzanos, principalmente del norte del estado, están sufriendo ya los embates de un estiaje que se les ha prolongado por varios meses; obvio, ante la mirada complaciente y estática de un gobierno, cuyos funcionarios están más ocupados y preocupados en cómo habrán de engancharse en el nuevo gabinete, que en atender las demandas de  los agricultores, ganaderos, habitantes y de toda la población cuyo grito desesperado es: ¡queremos agua!

Por ningún lado se ve, ni se nota, dentro de los programas de gobierno, que se esté implementando alguna política pública para atender y resolver o, cuando menos, paliar el grave problema de falta de agua que padecen miles de veracruzanos.

La falta de agua, quiérase o no aceptar, está por generar graves problemas de cabeza y los resultados de un severo estiaje que ya está a la vuelta de la esquina, va a traer consecuencias lamentables.

Muchas presas, arroyos, ríos y lagunas se están secando; la falta de lluvias, está muy lejos de que llegue; el abuso que hacemos los humanos del vital líquido y la irresponsabilidad de los funcionarios para atender la problemática, podría ser un coctel que tarde o temprano, más temprano que tarde, va a convertirse en una bola de nieve tirada desde la cúspide.

El agua será tema en las campañas y las propuestas y promesas, serán recurrentes. El tema del agua será influyente y concluyente para el 2 de junio.