La llamada industria sin chimenea, en Veracruz, ni es industria ni tampoco tiene chimeneas. Lo que tiene, eso sí, es un funcionario que cobra como secretario pero que de turismo sabe lo mismo que un niño de primer año de primaria de trigonometría.

Veracruz, un estado que tiene todo y que cuenta con todo para ser uno de los destinos turísticos de propios y extraños, esto es de locales y extranjeros, hoy se encuentra reconocido, únicamente, por ser un lugar donde existe un secretario que hace reír con sus ocurrencias y disparates.

Exhibido de manera pública – regañado, pues- por su superior jerárquico, el titular del ramo, ya dio muestra palmaria de su ignorancia en cuanto a turismo se refiere al confundir los municipios turísticos con otros que nada tienen que ver con el tema.

Y, tal vez no sea tan cuestionable el que una persona se equivoque, una vez, lo criticable es que el funcionario encargado de atraer turistas a Veracruz, lo haga de manera reiterada, como si el patrón de su evidente ignorancia fuese una cualidad para ocupar tan importante encargo. Amén de que equivocarse es una constante personal.

Así, sin programas de trabajo que señalen cuáles son los puntos turísticos más atrayentes en el Estado, sin un organigrama de trabajo estructurado, con empleados que tengan el mismo perfil que el titular, desconocedores de la geografía veracruzana, la llamada industria sin chimenea en uno de los estados que posee bellezas de sur a norte y de los llanos a las sierras, difícilmente podrá convertirse en un referente nacional e internacional.

Las conversaciones con las cadenas de cruceros internacionales más importantes del mundo, para que incluyan al estado de Veracruz en uno de sus puntos a visitar, promesas que ya hemos escuchado desde hace mucho tiempo, serán solo utopías que nunca va a cristalizar.

Aunque, hay que decirlo, el primer paso para que la industria sin chimenea pueda consolidarse, lo primero que hay que hacer es arreglar las carreteras y tener un estado seguro.

Abur.