Al igual que todas las Universidades Públicas del país, la Universidad Veracruzana (UV) se rige por una Ley Orgánica (LO), pero a diferencia de otras, también se rige por la Ley de Autonomía  Universitaria (LAU). Desde la perspectiva legal existen graves vacíos, en tanto no están totalmente armonizadas, de tal forma que el grupo en el poder ha aprovechado estos espacios legales para apegarse a la normatividad que rige una u otra, según les convenga para la preservación de sus intereses y, en los últimos años, para “pagar favores” de quienes violentando la autonomía universitaria les llevaron al poder desde el gobierno. Esto ya ha sido ampliamente documentado en los medios de comunicación.

Ciertamente, a casi 30 años de la vigencia de la Ley Orgánica, sus contenidos necesiten una revisión y actualización para tratar de ponerla al día en los escenarios que rigen la educación superior con una perspectiva de tiempo mayor, como lo propone la UNESCO, que plantea la necesidad de proyectar la educación superior rumbo al 2050; esto es imperativo, pues en estos momentos se asiste a una Revolución Tecnológica del Conocimiento Digitalizado (RTCD), que es el marco de referencia que ha llevado a las universidades más prestigiadas del mundo a redefinir la educación en cuanto a los contenidos de sus programas, métodos y formas de transmisión del conocimiento, la orientación de la investigación científica  y el desarrollo de tecnologías, como lo están haciendo el Instituto tecnológico de Massachusetts (MIT) la Universidad de Stanford y la de Harvard, todas ellas en Estados Unidos (E.U.) y la Universidad de Oxford en Reino Unido, por citar algunas de ellas.

Por ello, es que se abrieron grandes expectativas cuando se informó del Anteproyecto de Ley Orgánica de la UV, el cual habría de discutirse en el Consejo Universitario General (CUG) del 22 de marzo pasado. En realidad fue una gran desilusión, pues en principio NO hubo discusión, la aprobación estaba “planchada” con los votos de muchos de los incondicionales “Consejeros ex oficio” (directores de facultades, centros e institutos de investigación de la UV). En su caso muchos otros Consejeros no conocían el contenido de este proyecto de reforma de la LO, ya que la propuesta del Anteproyecto no fue difundida, con tiempo y oportunidad entre los consejeros universitarios, para que, a su vez, lo analizaran con sus representados, como lo exigía la importancia del caso. Simplemente se le dio trámite como a cualquier documento que contiene el orden del día de un CUG. Con esta acción queda demostrada la falta de compromiso universitario de las autoridades de Rectoría, pero, sobre todo, su falta de perspectiva de lo que sucede a nivel mundial en materia de educación, ciencia, desarrollo tecnológico y transmisión del conocimiento.

Como ya se señaló en una entrega anterior (en https://horacero.mx/2024/03/25/254186/), el anteproyecto NO redefine las directrices que orienten la fijación de una ruta académica que garantice el derecho a la educación de calidad, como un proyecto público y común donde se promueva el pensamiento crítico de los estudiantes y se genere conocimiento de vanguardia, acorde con el cambio de época tecnológica que vivimos. Se ubica más, de manera insulsa, en el ámbito de la micro lucha política: llama la atención la insistencia por mantener una administración universitaria centralista, que niega toda posibilidad de descentralización, cuando se ha visto que la desconcentración de funciones hasta ahora sostenida ha limitado el crecimiento de la institución, al no fomentar -por ejemplo- la investigación en todos los campus universitarios.

Cuando se habla de los principios a que han de sujetarse las autoridades universitarias, el principio de transparencia queda reducido a un simple carácter enunciativo que no encontrará forma de materializarse pues se dejó pasar la oportunidad de incorporarse, en el anteproyecto de Ley, a la Coordinación de Transparencia, órgano que vigila que el acceso a la información y la protección de los datos personales de los miembros de la comunidad universitaria. Si tal omisión fue deliberada, además de confirmar el oscurantismo de la administración actual, constituye una verdadera muestra del excesivo centralismo concentrado en las manos del Rector, quien decidirá por sí mismo, y ya no a través del Consejo Universitario en quién depositar la función de la transparencia.

En la misma ruta de dar prioridad a lo administrativo por encima de lo académico, la integración del CUG prevista en el artículo 8 deja fuera a los académicos y estudiantes, al carecerse de orientación sobre la forma y número para su integración, es decir, se burocratiza el máximo órgano colegiado de autoridad al incorporar en él a todo tipo de autoridad universitaria y se garantiza de paso una especie de control endogámico y absoluto del mismo. A ello se debe sumar la incertidumbre que generará la realización de sesiones a puerta cerrada en asuntos que a juicio del Rector así deban tratarse.

Lo cierto es que frente a este “Frankenstein de iniciativa de Ley”, los integrantes de la Junta de Gobierno no se han expresado, no obstante que representa un flagrante atentado a la Autonomía Universitaria, quizás porque quedan reminiscencias de quienes integraban la Junta de Gobierno cuando fue electo el actual Rector Martín Aguilar Sánchez, quienes también son responsables de la mala elección que hicieron la cual resulta a todas luces sospechosa, pues hay que recordar que desde el mismo proceso hubo intenciones manifiestas de impedir que, al menos un aspirante a la rectoría se registrara, bajo el argumento de que “ya no había cupo”. 

Está claro también que sus integrantes actuales de la JdG están sometidos a grandes presiones por parte de las autoridades universitarias y del grupo en el poder que instaló al actual Rector  y que tiene controlada a la administración universitaria en espacios desde los que, incluso, quisieron condicionar que el proyecto de Ley Orgánica contemplara una cláusula que estipulaba que para ser Rector de la UV, antes tenías que haber sido miembro de la JUNTA DE GOBIERNO; es decir, se trataba de asegurar la “próxima designación del Rector”, con dedicatoria a quien ya fue integrante de la Junta de Gobierno y ahora está al frente de una Secretaría de Rectoría. 

No obstante estas presiones extremas a las que están sometidos los integrantes de la JdG, un grupo de académicos me han solicitado se les exhorte a ser autónomos en sus  decisiones como lo exige su investidura; atendemos a su calidad ética, compromiso social, liderazgo académico, trayectoria universitaria y sobre todo a su coherencia con los principios y valores de ser NOTABLES,  y que tienen en sus manos el futuro de muchas generaciones de mexicanos, que ante malas decisiones pueden impedir la movilidad social y llevarles al ostracismo  universitario a muchos jóvenes, por dejarse condicionar por personas sin compromiso social y universitario que solo buscan su bienestar.

Justo por estas razones es necesario que la JdG tome en sus manos la revisión del anteproyecto de Ley Orgánica y se realice una compulsa entre la comunidad universitaria, luego de que se haya difundido ampliamente este documento. Ustedes están en un punto de inflexión de la historia universitaria y dependiendo sus decisiones y acciones, serán recordados por siempre.

Evidentemente, la urgencia de Rectoría de que el Anteproyecto de Ley Orgánica de la UV, se aprobara en la sesión pasada del CUG, fue con la intención de que el actual Congreso Legislativo de Veracruz aprobara dicho proyecto “sin modificarle ni una coma”, ahora que la 4T tiene mayoría legislativa en Veracruz. Lo que queda claro es que el mismo Rector no revisó a profundidad el “bodrio de iniciativa de Ley” que presentó en el CUG, y que será enviado (sino es que ya se envió) al Congreso Legislativo de Veracruz; y es posible que dicho Rector no esté considerando que mismos legisladores actuales le pueden exhibir, pues existe la posibilidad de que los diputados le “corrijan vergonzosamente la plana” a la Universidad, ya que entre los funcionarios y algunos diputados existen profesionistas egresados de la UV, con más compromiso universitario que los mismos actuales funcionarios de Rectoría, pero además, con conocimiento legislativo de nivel. Finalmente la UV no es del Rector ni del grupo en poder, es de los veracruzanos, por ello, ojalá y sobre el particular, hubiera definiciones de quienes aspiran a gobernar Veracruz.