Personajes de la tenebra y amantes del conflicto, le empiezan a meter zancadillas al recién llegado alcalde.

*No le piden, le exigen “hueso” para familiares.

**Pablo Domínguez Ortega, (a) “El Pepino”, se ostenta y presenta como “un superasesor”

Por Pedro Nícolas Mendizábal.

A escasos 6 días de haber iniciado la administración municipal en Acatlán, Ver., un pequeño municipio localizado a escasos 35 minutos de la capital del estado, al recién llegado alcalde Aquilino Rodríguez Sánchez, ya le empiezan a encender lo que se vaticina puede ser un infierno grande en un pueblo chico. A esta redacción nos llega la información de que al munícipe se le ha presentado un personaje bastante siniestro, aficionado a la tenebra y amante de la creación de conflictos, con la intención de convertirse en el

mesías salvador del quehacer municipal y de todo lo que el alcalde pretenda hacer durante su administración, toda vez que, afirma el susodicho “soy un súperasesor y sin mis conocimientos y mis relaciones públicas y políticas, el alcalde no podrá hacer nada si no me contrata como su brazo derecho o, mejor dicho, me nombra “vicepresidente municipal”

A decir de los integrantes del Ayuntamiento, refieren que el famoso “Pepino”, de entrada, como para demostrar que sin él, Acatlán no saldrá adelante, ya pidió en calidad de exigencia, que su esposa Martha Gómez, sea nombrada Jueza Municipal o, ya mínimo, la nombre como encargada titular del Registro Civil.

Señalan nuestros informantes que el auto llamado “superasesor”, quien ahora pretende imponerse y convertirse en el factor de decisión en el municipio, trae tras de sí una historia negra, de cuando estuvo desempeñándose en el vecino municipio de Chiconquiaco.

“Nosotros no elegimos a Pablo Domínguez Ortega y tampoco queremos que sea él quien tome las decisiones que son competencia del presidente municipal y, mucho menos queremos que venga a imponer a sus familiares en el ayuntamiento; de una vez le decimos al alcalde, eso no lo vamos a permitir”

La historia es más negra y más larga, pero por la expresión de los acatlenses, por las molestias que ya les ha empezado a generar la llegada o el arribismo de quien conocen como “El Pepino”, crece el rumor de que “o el presidente municipal recién llegado Aquilino Rodríguez Sánchez toma cartas en el asunto e impide la llegada de mencionado personaje o, más temprano que tarde, Acatlan se le va a convertir en un gran infierno en un pueblo chico”