En Veracruz, luego de que las autoridades sanitarias anunciaran con bombo y platillo que, por la pandemia del SARS-COV 2, que origina el  coronavirus  o Covid-19, nos  encontrábamos en semáforo verde, lo que, sin duda, motivó y dio origen a que muchos veracruzanos, se olvidaran del confinamiento y salieran a las calles, abarrotando  diversos lugares de las principales ciudades, luego del incremento de casos de contagios y el incremento de muertes, se tuvo que dar marcha atrás y dar la orden de que los colores del semáforo cambiaban y había que mantenerse en resguardo.

Es evidente que las autoridades sanitarias del estado, lamentablemente, hasta ahora, no tienen ni las más mínima idea de cómo atacar el mortal virus que ya lleva, tan solo en Veracruz alrededor de 6 mil 500 muertos y un número incontable de contagiados; amén de no contar con los espacios hospitalarios suficientes y adecuados para enfrentar el incremento de enfermos por el terrible mal.

Es evidente también que, el responsable de atender y velar por la salud de los veracruzanos, ha demostrado una total y completa falta de capacidad en cuanto a la atención de otros muchos males que también flagelan a los  millones de habitantes que aquí habitamos.

Males como la influenza, cáncer, sida, entre otros más, se han convertido en palabras y cifras de registro por parte de la dependencia encargada de atender y velar por la salud y seguridad de los veracruzanos.

Por ello, ahora que nos enteramos que en países europeos y del Continente Africano ha brotado una nueva cepa del mismo virus, al cual los propios especialistas califican que posee un 70 por ciento más de agresividad, es necesario preguntarnos: ¿qué pensará hacer el secretario de salud y su equipo de trabajo, en el supuesto de que ese nuevo virus llegue a México y por ende a Veracruz? Porque, si hacen lo mismo que hasta ahora han hecho, los resultados serán más que catastróficos.

Ya  ha quedado comprobado que los “Detente” y las rameadas no han resultado muy eficaces.