Alfredo Bielma VillanuevaAlfredo Bielma Villanueva

Las bolsas de valores en el mundo se dislocaron, el peso se depreció, el dólar cuesta 22. 46 pesos, la inflación alcanza, hasta ahora el 7.1%, Europa se está cerrando al mundo como medida de protección contra OMICRON (la decimoquinta letra del alfabeto griego), la nueva variante del Covid-19; la Organización Mundial de la Salud estudia los efectos de esta variante, y los laboratorios hacen lo propio para analizar el grado de eficacia de sus respectivas vacunas. Tal escenario se asemeja a los asomos del Covid en febrero de 2020, cuando en México se nos decía que era de efectos menores a una gripa y estábamos preparados para enfrentarlo. Ya transcurrieron dos años de penurias y de encierro, de llevar la mascarilla como atuendo indispensable, y ya forma parte del “guardarropa” cotidiano, como indumentaria de cada día. Durante el citado lapso, aprendimos a discernir entre el significado de la “curva aplanada” y “la luz del otro lado del túnel”, como fórmula mitológica para atenuar la gravedad del caso, aunque simple y engañosa frase para ocultar la realidad de un fracaso de fatales dimensiones. Europa ya sufre los estragos de una cuarta ola y los gobiernos se aprestan responsablemente a enfrentarla. En los Estados Unidos, el presidente Biden llama a intensificar la vacunación para evitar las variantes del virus, pero en México se pinta de verde al país, según el imaginario semáforo de salud, del cual solo los daltónicos conocían su genuina realidad. Aquí se califica de “exitosa” la estrategia aplicada contra la pandemia, pese al horroroso cuarto lugar mundial en las estadísticas mortuorias a causa del Covid-19, pues apenas superamos a la India en número de fallecidos, aunque nuestra población es diez veces menor que la de ese país asiático. Aquí se categoriza como “exitosa” una campaña de vacunación que solo ha inmunizado con dosis completa a 65 millones de mexicanos, de un total de 130 millones de habitantes y, para vergüenza universal se regatea la vacunación a menores de edad. En este país, la estadística oficial hasta ayer registra 293 mil 614 muertes, que sumadas a las que el INEGI contabiliza en su promedio de exceso de mortalidad, alcanza casi el medio millón de fallecidos. Y, lo más sorprendente, lo equiparable a los casos para Ripley, es la convocatoria presidencial a una concentración masiva para el 1 de diciembre en el Zócalo de la CDMX (en donde se acumula el mayor número de contagios), “para no perder la costumbre”, y para escuchar y celebrar el informe de los tres primeros años de este gobierno. Eso sí, deber es reconocerlo, el presidente recomienda traer el cubre boca “por si se llena el lugar”. ¿Habrá alguien fuera y dentro de nuestro país empecinado en negar que como México no hay dos?