Por Sandra Peñaloza

El viento norte del 24 de diciembre dio una muestra inequívoca del material corriente y más de ornato, que efectivo. La ciudad judicial de Veracruz, enseñó que el edificio es tan endeble como cualesquier construcción o inmueble de interés social, lo que no corresponde a los millonarios costos reportados por esa obra y que se asegura se siguen pagando todavía y lo seguirán haciendo por muchos años más.

El negocio de la construcción de las ciudades judiciales, se asegura era un tema “tranzado” como parte de los acuerdos tomados para que PEdel Álvarez Peña, dejara la presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Estado, sin mayores miramientos y sin consecuencias legales para él.

Al menos eso se asegura por personajes como Tomás Mundo Arriasa, quien se conoce defiende la postura de la defenestrada presidenta, Sofía Martínez Huerta, quien culpa no sólo de su salida, sino de los negocios irregulares al Secretario de Gobierno, Erick Patrocinio Cisneros.

Martínez Huerta, denunció que por soltar la sopa en este tema el belicoso bola 8, le puso el dedo y la amenazó, por lo que lo responsabiliza, al igual que a otros funcionarios, de lo que le suceda a ella o a su familia.

En vía de mientras, documentos oficiales, expedientes y objetos, al hacerse añicos los delgados vidrios de edificios de la ciudad judicial del Puerto, resultaron dañados, algunos se indicó, irreparablemente.

Se culpará a que lo ocurrido es un caso de fuerza mayor, pero nadie duda que a estos edificios donde los mismo les fallan los baños, los elevadores y la propia construcción como en este caso, no resulta ello consecuencia más que la pésima mano de obra y materiales de segunda, empleados en su construcción. Otro más de los negocios de PEdel.