Alfredo Bielma VillanuevaAlfredo Bielma Villanueva

El presidente López Obrador tiene una visión muy suya acerca del impulso a la política energética para asegurar la soberanía y el consumo nacional de hidrocarburos, por esa muy sui géneris concepción ha dado marcha atrás a reformas inducidas en esa materia en tiempos de Peña Nieto, lo que llama la privatización de nuestros recursos. Acostumbrados como estamos al libre arbitrio de cada nuevo gobierno no nos extraña esa reversa, la cuestión radica en saber si es lo adecuado y si acarreará realmente los beneficios ofrecidos. Mencionó López Obrador la modernización de las refinerías y la adquisición de una en Texas, la Deer Park, para ser autosuficientes en gasolina; reiteró que Dos Bocas se concluirá en julio de 2022 y producirá 340 mil barriles diarios de gasolina. No obstante, la “modernización” de las seis refinerías existentes camina a paso muy lento, pues en tres años, pese a la inversión de casi 35 mil 500 millones de pesos poco se ha avanzado, aunque señala que para 2022 Tula estará produciendo ya 70 mil barriles diarios, mientras el primer mundo camina en sentido contrario buscando implementar la generación de energías limpias y evitar al máximo el consumo de combustibles fósiles. Por ahora, la suerte para México está echada en esta materia, los resultados avisarán sobre lo atinado o del fracaso de la reconversión de la política energética nacional que hoy por hoy celebra el gobierno.