Alfredo Bielma VillanuevaAlfredo Bielma Villanueva

El largo camino de la convivencia humana está registrado en la Historia Universal, cientos de miles de investigadores han contribuido para registrar lo más objetivamente posible el acontecer humano, las civilizaciones y las culturas. Sin embargo, es difícil separar lo que se ha inventado por interés, de lo realmente acontecido, porque casi todo lo que se analiza se hace de manera extemporánea y muchos periodos quedan expuestos a la interpretación, a criterios y opiniones sesgadas. Por esto último surgió aquello de que “la historia la escriben los vencedores”, y acaso asiste la razón a quienes formularon ese aforismo porque el historiador siempre aporta algo de sí, porque de lo contrario sería solo un recopilador de documentos. En nuestro caso, la Historia de la Conquista en México fue la relatada por los vencedores, hasta que León Portilla nos regaló la “Visión de los Vencidos”. Ocurre ahora mismo con el PRI, otrora partido hegemónico, que en el decurso de su existencia diseñó su cosmovisión en base a los principios de la Revolución Mexicana y nació con el lema de la “Justicia Social” en 1946. De ese año hasta el 2000, el PRI fue la columna vertebral de las sucesiones políticas de este país y contribuyó a proseguir su evolución política por la vía pacífica. Pero, como toda institución política un partido es operado por hombres y las circunstancias, por lo mismo está sujeta a los avatares de las pugnas entre la variada gama de sus militantes y elites. De allí que, ahora, cuando el PRI ha sido defenestrado del poder, ya en plena decadencia resulta para sus adversarios haber sido lo peor de México. Ese formulismo es explicable porque quienes ejercen el poder intentan a su vez establecer su cosmogonía y santoral propios. Pero el PRI no es lo peor de México, no inventó la corrupción ni la delincuencia, y pese a todo, aún en su camino hacia el ocaso la Historia reconocerá el papel central que desempeñó en el país. Eso es imborrable, y ojalá que de lo positivo de su existencia quienes ahora conducen los destinos del país extraigan las enseñanzas para hacerlo mejor, ojalá lo logren; y de lo negativo que indudablemente hubo eviten reeditarlo. Aunque…