Por Sandra Peñaloza

En el día internacional de la mujer, la conciencia y el sentido común, que en estricto análisis no son lo mismo, nos hacen concluir que, si bien es cierto que en los últimos años se ha generado una mayor presencia de las representantes del sexo y género femenino, bajo el concepto antiguo de búsqueda de la igualdad, la balanza se ha inclinado del lado contrario al del varón.

Nadie duda de que la igualdad era un anhelo ancestral, por parte de las damas, que al menos en México pasaron de ser amas de casa, madres de numerosa prole, sacrificadas del marido a votantes, votadas, algunas distinguidas profesionales en los diversos ámbitos y hasta gobernadoras, quedándoles pendientes la presidencia de la república.

Se pasó también del llamado feminismo a las feminazis, así como de aquellas que de todos los males del país le cargan la culpa al varón.

Machismo y feminismo, a la fecha significan los extremos, las costumbres dominantes de las representaciones de cada sexo.

Las leyes han evolucionado y ahora son, quien lo dijera, sobre protectoras del sexo femenino e igualmente de dicho género.

Al final explicaremos más a fondo este tema. Actualmente, se está generando una situación que pudiera provocar una mayor inclinación de la balanza y llegar a la injusticia manifiesta.

Es cierto, los asesinatos de las mujeres en el país, la violencia ejercida en muchos sectores la población, generalmente aquello donde la educación no llega, son los focos de infección donde se patentiza aún aquello de que para mandar sólo los hombres, aunque algunos no se identifiquen con este género, casos sobran.

Las marchas feministas así llamadas, se convirtieron en los últimos tiempos en clara muestra de violencia donde la razón y la prudencia han quedado atrás para dar paso a la insensibilidad y la carencia de respeto por la vida humana.

Ejemplos en los últimos meses, los casos de la capital del país donde las supuestas feministas no han vacilado en agredir y lesionar a damas policías que se han interpuesto en su camino. Vaya hasta les han prendido fuego.

Este 8 de marzo de 2021, los gobiernos de diversos niveles han tomado medidas de precaución lo mismo para evitar afectaciones en edificios oficiales, monumentos, y propiedades privadas, pasando por bancos, a fin de no ser violentados como en algunos casos destruidos totalmente y en otros con daños parciales.

Destaca, Ciudad de México, donde las medidas parecen ser extremas, pero en lo general pudieran ser justificadas en aras de preservar los valores históricos que representan entre otros, los edificios públicos como incluyéndose aquí en forma destacada el antiguo palacio de Iturbide, ahora conocido como Palacio Nacional.

En el pasado, ya en la administración de AMLO, el Palacio Nacional, sufrió el incendio de la puerta Mariana, ni que decir de la destrucción y daños en el hemiciclo a Juárez por mencionar dos símbolos no solo de la capital del país, sino de nuestra propia República, para muchos parecerán sin justificación, el cercado para protección de todo esto.

En mi particular concepción de esta situación, hasta antes de la marcha de este 8 de marzo, estaba justificada.

Las marchas feministas, lamentablemente han tenido la infiltración hasta de varones.

Ya sabe usted, con eso de las capuchas, los cubrebocas y algunas adaptaciones al cuerpo, dirían coloquialmente “dan el gatazo”.

Los derechos de la mujer han evolucionado, han quedado dentro del derecho positivo, rebasando como dijimos antes, el sentido común y han provocado ya un desequilibrio, el romper con la igualdad.

Al final, grupos nacidos con la mejor intención de seguir aperturando espacios para las féminas, terminan siendo manejadas por varones o por aquellas que siendo mujeres se identifican con el género contrario.

Ejemplos abundan y muchas de ellas ocupan altos puestos dentro de la función pública y la sociedad mexicana.

Allí están las grandes ganonas, quienes verdaderamente volvieron al movimiento feminista en algo radical, que ganan adeptos aparentemente odiando al hombre y culpándolo de todo lo que ocurre en el país, porque nos hemos venido dedicando a México, que quede claro.

Si bien es cierto, hace años, una destacada integrante de la cofradía, nacida en Nepantla, estado de México, señaló en uno de sus poemas aquello de que “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis…”

El paso del tiempo ha demostrado que no puede haber mujer sin la existencia del hombre y viceversa. Ambos son una maravilla de la naturaleza y comparten un planeta llamado tierra, donde ese ideal de igualdad se ha mal entendido y es tiempo de reflexionar a quienes debemos considerar en realidad feministas.

La tarea no es fácil si tomamos en consideración que hoy esto parece ser símbolo de inmunidad procesal. Se lamentan mucho los casos de las mujeres sacrificadas, los crímenes de odio y tantos hechos de violencia que agravian a la mujer.

Pero tampoco se debe sancionar porque alguien, generalmente un varón se le quede viendo a las piernas o a las pompas de la mujer por no decir otras partes, finalmente estas se visten, se arreglan buscando agradar en ocasiones no solamente al hombre sino a otras mujeres.

Arriba nos referíamos a las cuestiones de sexo e identidad, esto se explica fácilmente dada la evolución de los llamados derechos humanos, del reconocimiento y dentro de la mayoría de las constituciones políticas, del derecho a la diversidad sexual, que han derivado en los mal llamados matrimonios igualitarios con las consecuencias que ya todos conocemos que van incluso desde el derecho a la adopción hasta los aspectos de las herencias y legados.

Nadie está en contra de eso pero si se está en contra de la radicalización del movimiento feminista y del manejo para fines políticos que se hace de estos grupos, que bajo ninguna circunstancias debían escudarse en el nombre de la mujer.

Por lo demás, no nos queda más felicitar en esta fecha y siempre a las verdaderas mujeres y una oración por aquellas que ya se fueron pero que a lo largo de su existencia lucharon por una verdadera igualdad.