Dedico esta columna a Bob Dylan porque hoy cumple 82 años.

Feliz cumpleaños, Bob.

El 17 de mayo el Presidente de Ecuador disolvió el congreso. Esto fue atinadamente un día después de que la legislatura lo convocara para una audiencia de juicio político por peculado, es decir, por apropiarse de fondos públicos.

Con la decisión que tomó Lasso de diluir el parlamento, el juicio fue cancelado y se salvó de ser destituido de la presidencia.

A través de un mensaje televisivo explicó el mandatario que el artículo 148 de la Constitución le permite eliminar a la Asamblea Nacional y pidió al Consejo Electoral de su país que se hiciera una nueva elección presidencial y legislativa.

Argumentó que “es la mejor decisión posible dar una solución constitucional a la seria crisis política y conmoción interna por la que está pasando Ecuador. Es una acción democrática porque devuelve al pueblo ecuatoriano el poder de decidir su futuro en las próximas elecciones.”

Lasso acusó a la oposición denominada congresista por “concentrar todos sus esfuerzos en desestabilizar su gobierno”.

“Ciudadanos, aparezco ante ustedes para informarles que no es posible seguir intentando resolver los problemas de las familias ecuatorianas, enfrentar los graves retos de inseguridad y terrorismo con una Asamblea que tiene el propósito de desestabilizar al gobierno, la democracia y el Estado”, dijo Lasso en su mensaje.

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