Alfredo Quezada Hernández.

Solo es cuestión de unas horas para que el experimentado y caballeroso político arribe a Veracruz.

Lo comentábamos en la entrega de ayer lunes, la descomposición en que se encuentra nuestra entidad veracruzana le sobre preocupa al tabasqueño.

Eso ni negarlo.

Al dueño de “La Chingada”, el hijo de Atanasio y su pandilla no le han entregado, ni lo harán, por eso los enroques, los resultados políticos esperados y como en política no todo es dinero, entonces adiós cariño, hasta luego ternurita.

La llegada de José Enrique, misma que ya se estaba tardando, vendrá recomponer el mapa político de Veracruz, llegará a poner orden, el dialogo y la apertura son las constantes de Ampudia Mello y de igual forma representa la institucionalidad y el buen gobierno. Algo que para nada se la ha dado al hijo de Atanasio y sus compinches.

Los escándalos financieros y de tráfico de influencias provocados por la zacatecana, Rocío Nahle, en tierras veracruzanas y otras altitudes es algo que en mucho a perjudicado al hijo de Atanasio, de allí que no puede continuar esa complicidad política ya que solo vendría en detrimento del proyecto político del señor López.

Lo anterior, esos escándalos, también han sido factor determinante para bajarla del camión y ser descartada para suceder al hijo de Atanasio, sí, la zacatecana se movió y no saldrá en la foto.

Por lo anterior y ante el sin número de llamadas recibidas de los actores políticos veracruzanos, ante el sólo hecho de que en los próximos días arribe al gobierno del estado, el doctor Enrique Ampudia Mello, cosa no producida en la mención que hemos realizado de otros personajes, nos vemos obligados a recordar algunos datos curriculares, que sin duda justificaran las expectativas despertadas, sobre todo para enfrentar un problema tan deficitario y tan sensible , como es el de la seguridad, que cada día desquicia a la administración del hijo de Atanasio, tomando en cuenta la probada capacidad de José Enrique ya que lo mismo sabe dónde hay que conciliar que actuar con mano firme.

Después de realizar su doctorado en Alemania, que no es cualquier caramelo, primero por su idioma y, segundo, por la elevada calidad de la enseñanza en ese país, regresó para incorporarse con Abraham Talavera, que formaba parte del equipo de Luis Donaldo Colosio Murrieta, en la campaña de Carlos Salinas, en 1988, trabajando al lado de Manuel Jiménez Guzmán, Cesario Morales, César Augusto, Samuel Palma y otros intelectuales. Después se vincula a Miguel Ángel Yunes Linares, de quien se separa por no aguantar al dictadorcito, al junior, Miguel Yunes Márquez. Por cierto, el despotismo del junior, también hizo que huyeran de ese establo Juan Herrera Marín, Jorge Santos Azamar y José Luis González, entre otros.

Recordemos que, habido por limpiar su imagen, Javier Duarte lo llamó a colaborar para utilizar solamente su nombre, porque no le dio nada de juego político.

De ahí emigró para organizar la campaña del choleño, Héctor Yunes Landa, pero justo al tomar protesta como candidato priista a gobernador, se rompe la relación, porque Héctor, se rodea de farsantes que, milagrosamente, sólo le sacan dinero y que a la postre lo llevarían a la derrota frustrándole sus sueños de ser mandatario estatal.

Si bien es cierto que la llegada de Enrique Ampudia, a la administración local ha despertado muy buenos comentarios en la ciudadanía y en los círculos intelectuales, donde cultivó muy buenas relaciones, no la ven igual, los Yunes del Estero y sus plumíferos, sabedores que sobre su cabeza pende la espada de Damocles, y ellos saben muy bien por qué.

Lo cierto que Enrique Ampudia Melo, es un profesional apartidista, honesto y poseedor de una muy alta calidad moral, cualidades mucho ayudaran a encarar a las fuerzas que están empeñadas en hacer naufragar la nave que (mal) tripula el hijo de Atanasio.

Por cierto, José Enrique cumple años los días 29 de febrero por lo que esta vez no hubo pastel.

Doblemente Felicidades.

Bienvenido.