La exoneración del exsecretario de Defensa Salvador Cienfuegos es el último movimiento de un juego de póker, que se juega en la mesa de la relación bilateral.

Observarlo como un hecho aislado sería un error, que nos haría perder de vista el bluff que se ha desatado de ambas partes, para engañar al rival acerca de quién tiene la mano más fuerte.

No obstante, hay que recordar que a diferencia del póker que se juega entre los individuos, el objetivo entre las naciones es ganar poder.

Aunque este se conciba en diferentes direcciones, y de ahí el que ya haya una narrativa en donde los protagonistas sean los muros y los puentes, que han llenado de inercia la antesala de la llegada de Joe Biden a la presidencia. 

En donde los roces más probables se darán en materia energética, laboral, democrática, y de justicia. 

Lo que nos lleva nuevamente de regreso al tema de la exoneración del Ex Secretario Cienfuegos, y la jugadas que la precedieron y la remataron.

Porque días antes de que el ex Secretario fuera exonerado, y las diferencias en materia de justicia iniciaran, llegó una carta firmada por tres funcionarios de alto rango de la administración de Trump, en la que se critica duramente la política energética del gobierno de México, y se le describe como perjudicial para el «clima de inversión» en el país debido a prejuicios contra empresas privadas.

La carta fechada el pasado 11 de enero está dirigida a tres secretarios mexicanos, entre ellos la de Energía, Rocío Nahle, y se resalta la “supuesta instrucción del gobierno” a los órganos reguladores de” bloquear los permisos para los proyectos de energía del sector privado», además de usar su poder para favorecer ilegalmente a las empresas estatales de energía.

El movimiento que sigue ya lo conocen, la Fiscalía General de la República exoneró al General Salvador Cienfuegos, y el vocero del Departamento de Justicia de Estados Unidos remató diciendo que su país se reservaba el derecho de volver a retomar el caso, si el gobierno de México no lo hacía. 

Cualquiera diría que estos último movimientos podrían ser fácilmente traducidos en ladrillos de un muro. No obstante, mientras esto ocurre en esta carnalidad del continente, se construyen puentes en la otra, y esto también podría ser parte del bluff.

Porque dentro de esta nueva normalidad en donde ya hasta los cumpleaños se celebran por zoom, hubo una visita a Argentina a principios de este año, que podría haberse llevado a cabo de la misma manera. 

El Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, visitó el país sudamericano el presidente de Argentina, Alberto Fernández, con quien habló de la aplicación en ese país de la vacuna rusa Sputnik V, así como de la creada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford.

La vacuna rusa fue la primera vacuna contra el Covid-19 registrada en el mundo, lo que equivale en estos tiempos en haber ganado la carrera a la luna, y fue desarrollada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, que en palabras mortales no es otra cosa más que el Estado ruso. 

¿Adiós papá Trump, hola mamá Rusia? 

A lo que habrá que sumarle el viaje del diputado de PT, Gerardo Fernández Noroña a Venezuela, para la instalación de la nueva Asamblea Nacional de Venezuela, a la que finalmente no asistió, tras rechazar la instrucción de utilizar cubrebocas durante la ceremonia.

¡Vaya juego de póker!

Parece que el mundo está al revés o ¿Será que estamos en las tinieblas? 

El último en salir apague la luz.

Twitter: @HenaroStephanie 

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