Paul Martínez Marie, es un político que se ha destacado por ser un chapulín y por traicionar a quienes le han apoyado.

Uno de sus últimos intentos por querer quedar bien ante Rocío Nahle, en lugar de resultar todo el éxito que deseaba, le resultó un total fracaso.

Así como es, quiso pasarse de listo y le vendió a Rocío Nahle la idea de que su primer evento fuera en Perote, pero además en un salón de eventos propiedad de José Yunes padre, el Tannorin, para así acabar con el casi candidato de la oposición, de una vez.

Su propuesta, con la que quiso venderse bien ante Rocío Nahle, fue que le organizaría una reunión con mujeres en Perote, para que fuera su primer gran acto y mostrar que aún en la tierra del virtual candidato del Frente Amplio por Veracruz (FEV), Pepe Yunes, tenía mucho arrastre.

Paul Martínez le ofreció que sería un evento con 500 mujeres y en esas andaba cuando se le ocurió la gran idea de rentar el salón de eventos Tannorin, que es propiedad del papá de Pepe Yunes, don Pepe como le dicen muchos en Perote.

Cuando hicieron el contrato dijeron que era para un desayuno, sin aclarar que era para un evento de Rocío Nahle.

Paul Martínez estaba feliz, todo le iba saliendo a pedir de boca y enseguida mandó a hacer las invitaciones. Su gran idea ya estaba en marcha.

Eso ya era mucho mejor, porque además de tener un gran evento en Perote sería en el salón del papá de Pepe Yunes.

Una vez realizado el evento podían hasta dejar correr la versión de que al casi candidato del FEV ni su papá lo quería.

Pero cuando los administradores del salón se enteraron que el evento era para Rocío Nahle y que Paúl Martínez era quien financiaba el mismo, le cancelaron el local.

Paul Martínez tuvo que buscar otro salón, pero además como ya sabía que la asistencia para nada sería la de 500 mujeres, como lo había planeado, buscó uno más pequeño y contrató el Club de Leones, al que le caben 250 personas.

Pero hasta ese local le quedó grande, por la poca asistencia que tuvieron; tuvieron que quitar mesas y aún así les quedaron lugares sin ocupar y en las orillas del salón quedaron grandes corredores vacíos.

El gran golpe que Paul Martínez ideó, se le volvió un gran fracaso.

En lugar de una gran jugada, le salió una pésima maniobra.