En fecha reciente el Secretario de Economía Marcelo Ebrard abrió foros de consulta de cara a lo que será el marco regulatorio en el que participan Cánada, México y Estados Unidos, en este sentido el escenario económico para la renegociación del Tratado de Libre Comercio (T-MEC)en 2025 es complejo y estratégico para México, que enfrenta presiones internas y externas, teniendo presentes las continuas violaciones e imposición de aranceles de parte del presidente Donald Trump.
La revisión del T-MEC, originalmente programada para 2026, se ha adelantado por las tensiones comerciales, especialmente por la administración de Donald Trump, quien plantea una renegociación que podría modificar capítulos sustanciales del acuerdo.
México y Canadá buscan un frente común para negociar con Estados Unidos, buscando preservar las reglas del tratado que han favorecido la integración comercial y productiva en América del Norte, al tiempo que enfrentan las presiones arancelarias y proteccionistas de EE.UU..
Una renegociación «integral» es poco probable sin consenso, ya que basta que un país se niegue para que el tratado siga vigente; sin embargo, Estados Unidos podría intentar imponer cambios parciales o presiones para aumentar contenido regional en sectores clave.
México cuenta con fortalezas como su posición estratégica, productividad manufacturera y reputación como socio confiable, lo que le otorga una base sólida para defender sus intereses.
Las negociaciones exigieron a México prepararse con un planteamiento firme y estratégico para proteger sectores sensibles como el automotriz, agroindustrial y electrónico, que podrían verse afectados por limitaciones o aranceles adicionales.
El gobierno mexicano también explora diversificar relaciones comerciales, pero dado que más del 80% de exportaciones van a EE.UU., mantener el T-MEC bajo condiciones favorables es crucial.
Las medidas arancelarias de Trump presionan a México para que acepte condiciones más estrictas, como mayores cuotas y contenido local, limitación a entradas de productos chinos y reformas regulatorias. Estas presiones podrían traducirse en restricciones comerciales que impacten el crecimiento y empleos vinculados a exportaciones. México ha buscado negociar con firmeza, incluso fortaleciendo alianzas regionales con Canadá para contrarrestar el proteccionismo estadounidense.
En paralelo, el gobierno mexicano impulsa programas para sustituir importaciones provenientes de Asia y fortalecer la producción nacional como respuesta estratégica para mitigar riesgos ante posibles cambios del tratado.
En conclusión, si bien el proceso de renegociación enfrentará presiones intensas desde EE.UU., México presenta una posición preparada y con aliados clave para defender sus intereses, aunque el resultado dependerá del equilibrio entre concesiones y protección de sectores estratégicos, así como de la capacidad de construir consensos trilaterales.
Los principales beneficios para México en una posible renegociación del T-MEC en 2025 incluyen: Mantener el acceso preferencial al mercado estadounidense y canadiense, que representa más del 80% de las exportaciones mexicanas, favoreciendo la continuidad de las cadenas productivas y la integración regional.
De resultar exitosa se garantizarían reglas claras y justas que eviten la imposición arbitraria de aranceles y protejan a sectores estratégicos como el automotriz, agroindustrial y manufacturero y así lograr un marco de certidumbre jurídica y comercial que incentive la inversión extranjera directa y nacional, contrarrestando la paralización y abandono, así como los retrasos en nuevos proyectos que se han observado para potenciar mecanismos de resolución de disputas comerciales que prevengan conflictos prolongados y costosos.
Se debe asegurar condiciones para el crecimiento y modernización de sectores clave, incluyendo energías limpias, electromovilidad, semiconductores y tecnologías avanzadas y así incrementar requisitos de contenido regional en la producción automotriz y electrónica para favorecer empleos y proveedores mexicanos. Se pueden abrir las puertas a una mayor inversión en infraestructura logística, energética y tecnológica que permita consolidar cadenas de suministro competitivas y resilientes.
Debe promoverse normas laborales y ambientales que eleven la calidad del trabajo y fortalezcan la sostenibilidad, a la vez que posicionan mejor a México en el de competitividad global para potenciar la alianza trilateral con Canadá y EE.UU. para negociar en bloque frente a presiones externas, especialmente para contrarrestar medidas proteccionistas o presiones comerciales unilaterales y así buscar consolidar la posición de México como actor confiable dentro de la dinámica de integración económica de América del Norte.
En conclusión, una renegociación bien gestionada puede fortalecer la posición de México, garantizando continuidad en su integración comercial regional y abriendo espacios para modernizar y diversificar su economía bajo bases legales claras y equitativas que pueden favorecer el desarrollo económico del país.

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*Maestro en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús norte de CDMX.