- Pero deja Veracruz hecho un desastre
La ciudad de Veracruz tiene basura sin recoger, baches por todos lados, un sistema de alumbrado deficiente (aunque se paga una millonada cada mes por el mismo) y hasta señalamientos de corrupción.
Aun así la presidenta saliente, Patricia Lobeira Rodríguez sueña con el 2027 y hasta con el 2030.
Este miércoles 12 de noviembre dijo en una entrevista radiofónica que una vez terminado su gobierno seguirá en la política y que continuará en el Partido Acción Nacional (PAN).
Y en ese lenguaje que usan algunos políticos, de autosacrificio, aseguró que seguirá trabajando por los veracruzanos.
Paty Lobeira, ha mencionado que quiere lanzarse por una diputación para el 2027, ya sea local o federal.
Siente, está segura, que le dio mucho al PAN y que por eso le “deben” la candidatura a una diputación.
¿Qué le ha dado al PAN?
Pues para comenzar limpió las cuentas de su excuñado, Fernando Yunes Márquez, de cuando fue alcalde de Veracruz, y que es hoy diputado local silencioso.
Dejó intacta la red que su exmarido Miguel Ángel Yunes Márquez (al que algunos llaman “el traidor”) tiene en el ayuntamiento de Veracruz, aunque se dio la separación marital.
Aportó recursos de todo tipo para las campañas de los Yunes de El Estero cuando se lanzaron para los puestos que tienen ahora, y para la campaña por la diputación federal.
Le metió más recursos a las campañas de este año para la presidencia municipal de Veracruz y de apoyo a Indira Rosales.
Le dio recursos al grupo de Enrique Cambranis (al que se fueron la mayoría de los yunistas que siguen en el PAN de Veracruz) en las pasadas elecciones internas del PAN para seleccionar consejeros políticos estatales y locales.
Por eso es que siente que el PAN le debe una diputación para el 2027.
Y, si Dios quiere, si las cosas se alinean, puede ser la candidata del PAN a la gubernatura de Veracruz para el 2030.
¿Por qué no? Si Cuitláhuac fue gobernador, si Rocío es gobernadora, ¿por qué ella no?
Es probable que en el 2027 busque la candidatura plurinominal para amarrar la posición, pero si tiene que irse a las urnas cree que puede ganar por alguno de los distritos de Veracruz.
Todavía no se entera de que el gran rechazo que la población del municipio de Veracruz le mostró al PAN y su candidata a la presidencia municipal, durante las pasadas elecciones municipales, también la incluye, que por eso los Yunes de El Estero fueron barridos, con todo y su candidata y su gobierno.
Piensa que el PAN puede levantar y recuperar terreno.
¿Porqué no?. Cree que la quieren en las colonias de Veracruz; siente que las clases medias pueden regresar al PAN; sueña que los pudientes le apostarán otra vez al blanquiazul, bien por los negocios que tienen con los Yunes de El Estero, o por agradecimiento al trato que ella les dio.
Sueña pues, que puede ganar.
Cree que la campaña que ha emprendido en medios de comunicación para limpiar su imagen la dejará muy bien posicionada.
Espera que esto contrarreste el malestar ciudadano por los nulos resultados de su administración.
Ella no quiere ver que la ciudad sigue hundida, en un estado de abandono, como nunca antes se había visto.
Está segura de que un supuesto reconocimiento que recibió de un Instituto dependiente de la Secretaría de Gobernación, tras participar en un curso de capacitación, elevará su presencia y aceptación y dejará un buen recuerdo en la ciudadanía.
Espera con eso poder engañar a los veracruzanos del puerto jarocho, a esos mismos que ya manifestaron su rechazo hacia ella en el pasado proceso electoral, al votar en su contra por su pésima gestión.
Quiere crear la ilusión de que hizo una buena labor, cuando los malos resultados están a la vista de todos los ciudadanos, que día tras día padecen las malas condiciones en que se encuentra la ciudad.
Confía en que las ferias de la gorda y la picada, del esquite, del tamal y del volován, fueron suficientes para tomarle el pelo a la población, esa misma que le dijo “no” en las urnas, a ella y a su familia.
¿Cuál es su herencia para Veracruz?
Patricia Lobeira deja una ciudad arruinada, muy lejos de lo que prometió en campaña.
Deja:
– Deudas por más de 600 millones de pesos.
– Una nómina inflada con 6,500 empleados.
– A sus “amigas” incrustadas en la nómina, con salarios de 50 mil y 60 mil pesos mensuales, mientras miles de trabajadores del mismo ayuntamiento cobran apenas el salario mínimo.
– Una obra pública deficiente, pues destinó solo 250 millones de pesos a la misma, menos del 10 por ciento del total de un presupuesto de 3,600 millones de pesos.
– Omisiones con el Grupo Más, al permitirle operar sin invertir ni un peso en infraestructura.
– Un mega fraude con el contrato por las luminarias, lo que tiene endeudado al municipio.
– Un pasivo millonario por laudos laborales.
– Más lo que se acumule.
Pero Paty tiene grandes sueños.
Ilusiona que hoy es la gran mística del ayuntamiento de Veracruz, plenamente aceptada y reconocida.
Y que podrá ser la gran mística del estado de Veracruz.
