El referéndum y la revocación de mandato son dos figuras inherentes a una democracia participativa en la que la ciudadanía decide directamente asuntos puestos a su consideración. El referéndum está estrechamente vinculado a temas como la Revocación de Mandato, que es un mecanismo puesto a la disposición del ciudadano para votar la permanencia o salida de un funcionario electo. Claro, para hacerse efectiva, esa figura requiere de estar incluida en el marco constitucional y en una ley secundaria que establezca los pormenores para su ejecución. En 2019, el gobierno anterior introdujo a la Constitución General la Revocación de Mandato, que se puso en practica en abril de 2022. Según el texto constitucional, la Revocación es aplicable tres meses después de la conclusión de los tres primeros años de gobierno, en el caso de Sheinbaum sería en septiembre de 2027.
En nuestra entidad, en la última semana un grupo de ciudadanos se movilizó pidiendo ejercitar la Revocación de Mandato a la gobernadora Rocío Nahle, quien está por concluir sus primeros 11 meses en el gobierno de Veracruz. Por las razones que se quieran quienes apelan a la figura de la Revocación están ejerciendo un derecho constitucional, así lo garantiza el marco de un Estado de Derecho. Solo que, en este caso, al margen del ingrediente político que anima a quienes lo proponen, en Veracruz no está legislada la Revocación pues, pese a que el TEV ordenó en 2019 emitir la ley reglamentaria correspondiente ninguna legislatura local ha abordado el asunto. Luego entonces, a parte de la temporalidad referente a los tres años de ejercicio no transcurridos. existe la limitante legal para ejercitar esta figura democrática en esta entidad. Quienes el domingo se manifestaron en petición de la Revocación son ciudadanos veracruzanos con pleno derecho a hacerlo, a su vez, la gobernadora ejercita el suyo para rechazarlo, aunque al calificar innecesariamente de “carroñeros” a sus adversarios políticos evidencia rasgos de intolerancia. En política, dicen los clásicos, el que se enoja pierde.

