CAMALEON / POR: ALFREDO BIELMA VILLANUEVA

En las recientes elecciones presidenciales en Argentina y en Bolivia la izquierda ha sufrido serios descalabros, las causas son variadas, la corrupción en Argentina y la división política en Bolivia destacan entre las más obvias. La Derecha de Centro gana espacios también en Chile y no se duda que también en Colombia, país este ultimo gobernado por un político con señalamientos de tener vínculos cercanos a la delincuencia organizada de ese país. En Brasil, el presidente Lula ya anunció su intenciób de reelegirse, aunque tiene enfrente al expresidente Bolsonaro impulsado políticamente por Donald Trump. Las “izquierdas” de Cuba, Nicaragua y Venezuela no tienen un horizonte optimista, la isla del caribe vive permanente crisis económica porque sus apoyos tradicionales, Rusia y Venezuela, han reducido sus respectivas aportaciones, México sostiene sus envíos de petróleo, se ignora hasta cuándo. Pero como gobernante Maduro tiene las horas contadas, pende de un hilo ante la fuerte presión estadounidense y ya es una pesada carga para los militares que lo sostienen.

En México, la presidenta Sheinbaum ha salido bien librada de la estrategia arancelaria implementada por Trump, su discurso relativo a la soberanía le ha ganado buena aceptación, es bastante popular. Pero no la tiene fácil porque su dependencia política con respecto de su antecesor la tiene limitada, pese a esa camisa de fuerza ha implementado estrategia de seguridad diametralmente diferentes al pasado inmediato, con exitosos resultados. En su gobierno sí hay noción de planes y programas, muy ajenos a las ocurrencias del pasado. Pero la presidenta Sheinbaum carga con las profundas divisiones en su partido, pugna contra la inercia de quienes ya en el poder han dado rienda suelta a su voracidad patrimonialista. La consigna de “primero los pobres” y “la austeridad franciscana” son ya retórica hueca, usarlas suenan a burla para el respetable público que observa el collar al cuello de la alcaldesa de Acapulco, los ranchos de Ramiro López Obrador, la alcaldesa descubierta en compañía de un capo delincuencial, la diputada señalada por sus vínculos con grupos delincuenciales en Rosarito. Y por si no bastara, la presidenta se ocupa de lanzar un salvavidas político a la gobernadora de Veracruz, paradójicamente, después de haberse filtrado un supuesto diferendo entre ambas que los adversarios de la gobernadora aprovechan para formularle reclamos, por cierto, algunos no sin sustento. De allí la preocupación por no ensanchar las divisiones, lo de Evo Morales y su sucesor son como el golpe que avisa.