Un juez de la ciudad de México, vinculó a proceso a Uriel Rivera Martínez de 33 años, por el delito de abuso sexual, cometido en agravio de Claudia Sheinbaum Pardo, a menos de 72 horas de haber puesto su denuncia la presidenta de la república. El sujeto esta detenido y no puede salir bajo caución, determino el togado.
La noticia es buena. Mas que buena, magnifica, porque muestra la celeridad con la que la justicia en nuestro país se ejerce, se aplica contra todo aquel que infringe el estado de derecho, siempre y cuando sea contra la ejecutiva federal, o alguna otra persona que detente poder político o económico, porque de no serlo, las 72 horas que le llevo a un juez sancionar al hombre que realizo tocamiento contra nuestra presidenta, se transforman en 72 días, en 72 semanas o 72 meses, sin que la justicia se aplique contra algún otro presunto delincuente.
Resultaría tedioso hacer un recuento de delitos denunciados por mexicanos y mexicanas a lo largo y ancho del país, que llevan años sin resolverse, a pesar de las pruebas que los agraviados han acercado a los juzgadores, sin que estos hayan resuelto los juicios, y en tratándose de asuntos penales bastaría anotarles, como ejemplo de lo anterior, los casos del sonado caso de “la barredora”, donde ni siquiera han llamado a declarar al senador Adán Augusto López; del asesinato del abogado David Cohen Sacal, cometido afuera de los juzgados de la ciudad de México; del lavado de dinero realizado en la casa de bolsa Vector, propiedad del exjefe de la oficina de gobierno de Andrés Manuel López Obrador: Alfonso Roma Garza, que sigue disfrutando de impunidad; del crimen agravado del presidente municipal de la capital del estado de Guerrero: Chilpancingo, a quien sus asesinos lo decapitaron; o del cobarde asesinato del líder limonero Bernardo Bravo Manríquez de Apatzingán, Michoacán, ejecutado una semana antes del proditorio crimen del alcalde de Uruapan, Michoacán: Carlos Manzo, que fue lo que hizo que México se convierta en una olla de presión a punto de estallar.
Estos hechos demuestran que la justicia en nuestro país es selectiva. Si tienes poder económico o político ésta será rápida, y/o hasta podrás evadirla; pero si eres un compatriota común y corriente podrás morirte sin verla. Las pruebas allí están, y solo son un botón de los decenas o centenas de miles de expedientes que duermen el sueño de los justos.
Lamentable lo que le sucedió a nuestra ejecutiva federal por donde quiera que se le mire. Tuvo que sucederle a ella para que se viralice lo que sufren miles de mexicanas que no encuentran ni reciben el mismo trato que la justicia en México le dio a ella, y que da pie para, de nueva cuenta, volver a señalar convencido que a México le hace falta una sacudida profunda que elimine fueros y haga de la aplicación de la justicia, el instrumento para resarcir los daños que se cometen en una sociedad de clases, donde la mas alta se apodera de ella.
Entre tantas otras cosas que hay que cambiar en este sufrido México.
