IMPRONTA / POR: CARLOS MIGUEL ACOSTA BRAVO

La suspensión de estos vuelos implica un serio golpe al futuro operativo del AIFA, pues afecta la conectividad aérea internacional, limita su capacidad para atraer vuelos comerciales y reduce la actividad de carga aérea combinada (pasajeros + carga o «belly cargo»). Como consecuencia, se compromete la viabilidad económica y operativa del aeropuerto, cuya función estaba ligada a aliviar la congestión del Aeropuerto Internacional Benito Juárez y la expansión de la actividad aérea nacional e internacional.

La restricción afecta tanto vuelos de pasajeros como de carga, ya que Estados Unidos también prohibió el transporte de carga en compartimientos de equipaje en vuelos combinados México-Estados Unidos, lo que golpea significativamente la logística y distribución de mercancías. Algunos vuelos exclusivamente de carga también se han visto afectados, limitando el flujo comercial entre ambos países.

Ante la cancelación en el AIFA, estas rutas podrían trasladarse o ser operadas exclusivamente desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Sin embargo, el AICM enfrenta limitaciones de espacio y franjas horarias, por lo que la capacidad de sustituir completamente estas rutas es cuestionable en el corto plazo.

Estados Unidos argumenta que México incumplió el Acuerdo de Transporte Aéreo firmado en 2015, que regula las operaciones y asignación de franjas horarias y derechos de tráfico entre ambos países. Se denuncia que México implementó políticas unilaterales como la reubicación forzada de vuelos de carga al AIFA y cancelación de franjas horarias a aerolíneas estadounidenses sin consenso, lo que se considera violación del acuerdo y prácticas anticompetitivas.

Aunque México tiene soberanía sobre su espacio aéreo y normativas, la aviación internacional está regulada por tratados bilaterales, y la cooperación con Estados Unidos es esencial para mantener rutas y conexiones comerciales legales. Si bien México podría intentar resolverlo exclusivamente por su soberanía, en la práctica debe renegociar y cumplir acuerdos internacionales para evitar sanciones y restaurar las rutas canceladas. La imposición de medidas unilaterales generó esta crisis y la solución implica diálogo diplomático y ajustes regulatorios equilibrados.

La cancelación de 13 rutas aéreas desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) hacia Estados Unidos tiene un impacto económico inmediato importante tanto para el aeropuerto como para las aerolíneas involucradas.

El AIFA ve comprometida su viabilidad operativa y crecimiento económico al perder estas conexiones internacionales, que eran fundamentales para su expansión y para desahogar la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). La cancelación de estas rutas limita su capacidad para captar tráfico comercial y de carga, afectando ingresos por operaciones y servicios aeroportuarios, lo que pone en riesgo inversiones y mantenimiento futuro del aeropuerto.​

El impacto enlas aerolíneas mexicanas como Viva Aerobus, Aeroméxico y Volaris resultan afectadas. Viva Aerobus es la más golpeada, con nueve vuelos suspendidos desde el AIFA, mientras Aeroméxico y Volaris también cancelaron rutas. La revocación de rutas genera pérdidas por la imposibilidad de operar vuelos vendidos, cancelaciones, reembolsos y pérdida de clientes. Las acciones de Volaris, por ejemplo, cayeron hasta un 7% tras el anuncio. La afectación se da en plena temporada vacacional, lo que implica pérdidas significativas por menor demanda y capacidad restringida en rutas seleccionadas.

Una de las consecuencia lo constituirá la reducción del flujo turístico y de negocios entre México y Estados Unidos. Menor movilidad y afectación a miles de pasajeros. Impacto negativo en el sector turístico y comercial mexicano, que depende de la conectividad aérea. Desplazamiento de vuelos hacia el saturado AICM, que enfrenta limitaciones para absorber esta capacidad.

La cancelación de rutas implica un golpe económico que afecta directamente la operación y futuro del AIFA, las finanzas y planeación de las aerolíneas, además de causar perjuicios colaterales a la movilidad aérea, turismo y comercio entre ambos países.

En conclusión, la cancelación de vuelos entre AIFA y EE. UU. pone en riesgo la operatividad y crecimiento del aeropuerto, afecta la distribución de carga aérea, obliga a redistribuir rutas a otros aeropuertos con capacidad limitada, y refleja incumplimientos regulatorios que deben ser resueltos mediante negociaciones multilaterales respetando la soberanía pero también compromisos internacionales.