Alfredo Bielma VillanuevaAlfredo Bielma Villanueva

El Sistema Nacional de Vacunación fue uno de los procedimientos más exitosos del Sector Salud mexicano antes de López Obrador cuyo gobierno lo desatendió criminalmente provocando el retorno del sarampión, una enfermedad que ya se tenía bajo control, pero en los últimos años ha tenido repunte peligroso con brotes de resultados mortales. Según el sistema de salud el sarampión es hasta 5 veces más contagioso que el COVID. Durante la reciente pandemia que obligó a aislarnos por casi tres años, las campañas de inmunización se llevaron a cabo con vacunas confiables, autorizadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), elaboradas por Pfizer y AstraZeneca, principalmente, también la Sputnik, de origen ruso no reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Abdalá, cubana. Durante esos aciagos años el gobierno mexicano anunció que el CONACYT iba a crear una vacuna a la que bautizó como vacuna Patria. Se aseguró que esa vacuna se tendría para 2022, después para 2023 y todavía en el 2024 se encontraba en periodo de prueba. López Gatell la calificó como una de las mejores creadas para combatir al COVID, pero en realidad esa vacuna aún no aparece.

Ya estamos por concluir 2025 y la famosa vacuna Patria sigue nonata, está aún en pruebas esperando la autorización de la COFEPRIS. Ese caso recuerda al de Dos Bocas, la refinería inaugurada por López Obrador en julio de 2022 cuando aun no iniciaba su periodo de prueba. En 2023 fue reinaugurada cuando el presidente ofreció que en septiembre de ese año ya estaría en plena producción; pero el 3 de agosto de 2024 volvió a ser inaugurada por AMLO. 2025 está por finalizar sus días y Dos Bocas no refina a toda su capacidad, y lamentablemente no se advierte el gran “viraje” para la autosuficiencia energética muchas veces anunciada, “ya no vamos a vender petróleo crudo, vamos a procesar toda nuestra materia prima para producir las gasolinas y el diésel”, nos aseguró repetidamente el ahora vecino de Palenque. A propósito esa refinería tuvo un presupuesto original de 8 mil millones de dólares y sería construida en tres años, pero los expertos en construir refinerías no le entraron por considerar un presupuesto sin sustento para las dimensiones de una refinería de ese tamaño, y advirtieron que en tres años no sería terminada. Tenían razón porque siete años después aún no refina a toda su capacidad y el costo de construcción rebasa ya los 20 mil millones de dólares.