Desde que en México “la izquierda” está en el poder suceden cosas no vistas en épocas anteriores en lo relativo al manejo político y la conducta de quienes ejercen el poder. Durante la hegemonía priista, la época de la presidencia imperial, quienes usaban la calle y el zócalo de la CDMX para sus protestas fueron los militantes de eso que llaman “izquierda”, iban del café al mitin, y viceversa. Del “análisis” metodológicamente fincado en el materialismo histórico, embadurnado con citas sobre Lenin, Carlos Marx, Sartre, Hegel, Nietzsche etc., porque todo intelectual que se respete así debe hacerlo. Demasiados años en la protesta callejera sin conseguir el poder, amarga a cualquiera, apenas unos cuantos se subieron al script legislativo (Pablo Gómez, vgr.) y nunca más dejaron ya de vivir en el error. Esa condición explica que cuando por fin se escala y se toma el poder la metamorfosis es inmediata, el mimetismo es tan intenso que muy pronto la mutación los convierte justamente en el otro yo de aquellos a quienes desde la banca combatían acusándolos de corruptos. Eso es MORENA ahora, el PRI redivivo para restablecer en el país un régimen de presidencialismo autoritario, con sus matices, por supuesto.
Que no es igual porque ahora la presidenta no tiene el control total sobre el Poder Legislativo, encuentra explicación en que las circunstancias actuales así lo determinan, aunque en el fondo el control de ese Movimiento lo sigue teniendo AMLO, quien tomó todas las precauciones a su alcance para evitar se le vaya de la mano y distorsione su proyecto de nación. La Revocación de Mandato es una espada de Damocles (o de AMlocles, como alguien ya la calificó) para que la presidenta no sufra sueños independentistas. Para coadyuvar en ese cerco están la CNTE y otros grupos del abecedario político. Pero, ya se vio en la manifestación del 15N, la represión es para desanimar cualquiera otra marcha. Si Echeverría tenía a los halcones ahora están los de negro. En Guadalajara, el gobernador de Jalisco denuncia que en un camión procedente del Estado de México llegaron alrededor de 50 personas con intención de reventar la marcha y provocar disturbios. Los granaderos de antaño fueron perfectamente evocados en la actuación policial el sábado pasado. Todo porque para protestar en el Zócalo, solo “la izquierda”.
