LINEA CALIENTE / POR: EDGAR HERNÁNDEZ

El México bronco despierta y Veracruz es atropellado por esa protesta generalizada contra el mal gobierno.
Los “carroñeros”, que incluyen a jóvenes, amas de casa, la clase trabajadora -incluida la burocracia-, la oposición partidaria, la gente del campo y la ciudadanía de a pie se levantan para exigir un ¡Ya basta!
El grito independentista de ¡Muera el mal gobierno! cobra forma.
Del fin de semana para acá, la fisonomía nacional empezó a cambiar en lo social, en lo político y en las relaciones de la ciudadanía con los gobiernos federal y estatales plagados por el cáncer delincuencial.
A ello se suma la seria advertencia de Estados Unidos de invadir México en cualquier momento para atajar la ola criminal que de manera directa les afecta y Veracruz no escapa a esa globalización criminal.
Si bien el distractor social lo ha venido constituyendo el magnicidio de Carlos Manzo -tanque de oxígeno para Nahle ahogada por las inundaciones del norte del estado-, los problemas en Veracruz no cesan.
La cuota de la criminalidad cobra en el día a día decenas de inocentes a manos de secuestradores, huachicoleros, disputas entre bandas criminales y la lucha por la supremacía.
Para nadie es desconocido que desde el arranque de la actual administración estatal ganó terreno el Cartel “Grupo Sombra” por la vía del su brazo operador, el subsecretario de Finanzas, Eric Domínguez, quien desde Poza Rica tiene establecido su centro de operaciones que cubre territorialmente el norte y sur de la entidad.
Prácticamente dicho Cartel, con el de Jalisco y el de Sinaloa, tienen el control del 80 por ciento del territorio veracruzanos, según estimaciones del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en México.
El interés oficial estriba en fortalecer el enclave del Huachicol Fiscal desde la sede estratégica en Poza Rica como corredor hacia el centro de la República vía Puebla y anclar sus centros de abasto en los tres puertos: Veracruz, Tuxpan y Coatzacoalcos.
El epicentro pues, está en las puertas del norte del estado.
Es ahí donde, desde el arranque de la actual administración, se han sucedido por peores problemas de seguridad, los políticos y sociales. Ello como consecuencia de la acción del “Grupo Sombra” responsable de los delitos de alto impacto que han aumentado en forma considerable en las últimas fechas.
No son casos aislados los levantamientos recurrentes en la colonia “Lázaro Cárdenas” en esta petrolera ciudad dando lugar a persecución, entre civiles armados y representantes del orden público hasta la comunidad de Paso del Pital.
Poza Rica está como en el viejo Oeste.
Pero ello es lo normal. Lo cotidiano desde que Nahle llegó al poder. Es un empeño enfermizo de mantener aplastada a la región y no permitir alteración opositora alguna.
Los enanos, sin embargo, empezaron a crecer. La tolerancia empezó a llegar a su fin y la gente se está organizando para no ceder la plaza.
Y hablamos de esa zona petrolera por el auge que ha cobrado la violencia y el reclamo ciudadano.
No pueden, por tanto, dejar de consignarse las narcomantas en los municipios de Poza Rica y Tuxpan.
Estos mensajes, firmados por el crimen organizado, contienen acusaciones serias en contra de mandos de la policía y funcionarios del sistema penitenciario, reflejando la tensa situación de seguridad en estas localidades.
Y no es, acudiendo al eslogan oficial que “Veracruz está de moda”, es Poza Rica la que está de moda para el Grupo Sombra al amparo del gobierno de Nahle.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo