Stephanie Henaro

Las leyes naturales implican que cuando el sol sale en Asia, en América comienza a ponerse, y es difícil no ver que esto comienza a reflejarse en las crónicas de un mundo, en tiempos de pandemia.

Así las cosas.

El hecho de que sean las 6 am en Beijing cuando son las 5 pm en Washington, se ilustra tanto en las realidades nacionales, como en las continentales, y tal vez lo podríamos sintetizar diciendo que “lo que un día fue, no será.”

Entendiéndose esto de mejor manera, cuando se ve que mientras China ha conseguido recuperar los niveles de crecimiento previos a la pandemia y estabilizar los contagios, Estados Unidos está experimentando la peor contracción de su PIB desde 1947, y es el país con mayor número de casos y muertes a nivel mundial.

Así la síntesis de la triste realidad y del día y la noche, que se extienden para enmarcar la relativa estabilidad del este asiático y los disturbios, que comienzan a brotar en el continente americano.

Resaltando los sucesos ocurridos durante los últimos meses en Chile, Colombia, y Perú, que contrastan con la firma del acuerdo más grande del mundo, por China y 14 países asiáticos, que cubre una tercera parte de la población mundial, 30 por ciento del PIB y 28 por ciento del comercio global.

He ahí la diferencia entre un AM y un PM.

El nuevo acuerdo es conocido como RCEP, por sus siglas en inglés, y significa Alianza Comprensiva Económica Regional. Es el primero que incluye a Australia, China, Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda y a los 10 países de ASEAN (Brunéi, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam).

¿Será esta la factura que ha dejado la era Trump y la salida de EEU del TPP que había impulsado Obama para hacer contrapeso a China?

Lo cierto es que está saliendo cara y que los rayos del sol alumbran que ASEAN ha superado en lo que va de este año a Europa como principal socio comercial de China, con un comercio de 416.6 billones de dólares estadounidenses.

Parece que el bloque se consolida y que el TMEC ya tiene competencia. Porque este acuerdo también exige, reglas regionales de origen que pueden simplificar a las empresas, el establecimiento de cadenas de valor entre varios países. Además de que va más avanzado en áreas digitales y de comercio electrónico.

Un atractivo sin duda para grandes empresas globales, que buscan evitar los aranceles y otras barreras de Estados Unidos frente a productos chinos, y un reto mayor, para el escenario de que México pudiera convertirse en el “nuevo china”, después de la crisis en la cadena de suministros que detonó la pandemia.

Todo parece apuntar que el sol comienza a ponerse de este lado del Pacífico y que el país que encontrará Joe Bien, además de estar sumergido en una crisis sanitaria y económica, se topará con una China compenetrada con el mercado asiático.

Solamente India, país apoyado por Estados Unidos para neutralizar a China en la región y con un déficit comercial de 60 millones de USD con este último, ha quedado fuera.

Las manecillas del reloj no se detienen y con cada segundo hacen alusión a que si bien Roma no se construyó en un día, tampoco se derrumbó en uno.

El último en salir apague la luz.

Twitter: @HenaroStephanie