LOS POLÍTICOS / POR: SALVADOR MUÑOZ

En Veracruz, el Día de Muertos no necesita altar: basta abrir los pocos periódicos que circulan o entrar a las redes sociales.

Las ofrendas ya están puestas; los santos óleos políticos, listos; y los vivos… ésos siguen peleándose por ver quién se queda con el cempasúchil del poder… o librando la Cuenta Pública 2024.

Mientras en el norte del estado la tragedia sigue dejando velas encendidas y familias rotas, en las redes los políticos reparten pan de muerto sin remordimiento. Eso sí, con discursos llenos de “Bienestar” y fotos para el Facebook. La muerte, tan sabia, los mira y apunta en su libreta: “estos también tienen cita, pero de seguro en las urnas…” y no precisamente las que contienen cenizas… ya tienen la mira fija en el 2027.

El Congreso local, por su parte, se disfrazó de película de terror: quórum roto, insultos entre diputados, pleitos y caras largas. Ni en Halloween se ven máscaras tan feas.

Los panistas reaparecieron con el entusiasmo de Frankenstein al despertar: dicen que es un “relanzamiento”, pero con los mismos tornillos oxidados. Al menos, se agradece la coherencia: si algo saben hacer bien, es volver del más allá… lo que esperan igual los priístas.

Y hablando de resurrecciones, los murmullos ya suenan fuerte en los pasillos de Palacio: que si la revocación de mandato, que si la “voluntad del pueblo”, que si “el pueblo soy yo”. Pero el pueblo, ocupado entre sobrevivir y pagar la luz, ya no sabe si firmar por la revocación o por un milagro o el “recibido” por el cheque del Bienestar.

Por otro lado, el Verde Ecologista parece haberse quedado sin su gallo para 2030. Ni canto ni vuelo de tucán; el partido anda más silencioso que panteón en lunes. Quizá están esperando que algún alma se levante con suficiente entusiasmo (o presupuesto) para hacer campaña, porque Javier Herrera, ni sus plumas…

Mientras tanto, las calacas se pasean por los pasillos municipales. En Minatitlán, la huesuda visitó a Carmen Medel, quien entre chisme y sonrisa ya tiene asegurado su nuevo altar en el gabinete. Dicen que cuando la flaca le preguntó si dejaría la alcaldía, ella contestó: “¡Después de enero, tengo nuevo panteón!” Y Nahle, de lejos, aplaudió.

El clima político huele a incienso y pólvora: a unos los velan por adelantado, a otros los preparan para exhumación política, y más de uno ya se viste de candidato… pero con ayuda de un tanatoesteta… ¡Ahí te hablan, Héctor!

Así que, entre catrinas y revocaciones, Veracruz celebra su propio Día de Muertos Políticos, donde nadie se salva: unos pierden credenciales, otros dignidad, y unos cuantos hasta el miedo. Porque si algo nos enseña esta tierra bendita, es que aquí, hasta los difuntos hacen fila… para volver a postularse… porque en política, no hay muertos.