En 1999 cayó sobre Tuxpan uno de los aguaceros más impresionantes de los que se tenga memoria. El río se desbordó e inundó la ciudad casi por completo afectando además zonas de la periferia. También llovió sobre Poza Rica y Álamo, pero en comparación con Tuxpan los daños no fueron tan graves.
Veintiséis años después, otro aguacero cayó en la zona norte y en esta ocasión devastó Poza Rica y Álamo. En Tuxpan el río volvió a desbordarse, pero ni con mucho ocasionó el daño de 1999.
¿Cuál fue la diferencia entre los dos aguacerazos?
El sistema de drenaje y alcantarillado.
En 1999 el río Cazones (que en tiempo de secas es apenas un riachuelo maloliente y lleno de basura) se salió de su cauce, pero no lo suficiente como para provocar las afectaciones de hace un mes, en que barrió casi literalmente con la ciudad petrolera.
¿Y qué tuvo que ver el sistema de drenaje?
Mucho, porque desde hace años está en la ruina.
El drenaje de Poza Rica data de los tiempos en que el ingeniero Jaime J. Merino era el cacique petrolero de esa ciudad. La pavimentación de sus calles, la construcción de sus mercados, escuelas, iglesias, parques, áreas deportivas y por supuesto la introducción de la red de drenaje, se deben a él. Pero cuando se fue (o mejor dicho, cuando “lo fueron” porque el entonces Procurador de Justicia, Fernando López Arias lo persiguió judicialmente), todo se detuvo y quedó al garete.
Alcaldes van, alcaldes vienen y pocos (si no es que ninguno), se han preocupado por darle mantenimiento al drenaje que ya dio de sí después de 70 años de servicio. Y el alcalde Fernando Remes, menos.
El 10 de octubre y en cuestión de minutos, el río Cazones se convirtió en un río de respuesta rápida que se salió de su cauce llevando consigo toneladas métricas de agua, basura y lodo. Esa agua no pudo desfogarse por el drenaje porque las alcantarillas estaban atascadas por más basura y porque el propio drenaje estaba colapsado de inmundicia por falta de mantenimiento.
Lo demás ya te lo sabes, lector. A un mes de la tragedia y a pesar del apoyo de dos de los tres niveles de gobierno y de la generosidad de los mexicanos (del gobierno municipal del señor Remes mejor ni hablar, porque es un cero a la izquierda), Poza Rica está aún lejos de levantarse por completo.
¿Y por qué no pasó lo mismo en Tuxpan?
Pues también por el drenaje.
No recuerdo si fue antes o después de 1999 que el entonces legislador José Manuel Pozos Castro, gestionó el traslado de una draga que desazolvó el río Tuxpan. Pero en el año y nueve meses que estuvo como alcalde de ese puerto (del 1 de enero de 2022 al 8 de noviembre del 2023) hizo más, al gestionar con la Comisión del Agua del Estado de Veracruz (CAEV) la limpieza de toda la red de drenaje y alcantarillado de la ciudad.
“Hubo partes en que el drenaje estaba tan tapado que tuvimos que utilizar maquinaria pesada para arrancar basura que se había fosilizado y se había convertido en roca. Sé que es difícil de creer, pero a la altura de la terminal del ADO sacamos 16 neumáticos, 7 refrigeradores y 4 estufas. Fue una labor titánica y no hubo un solo día en que el alcalde Pozos Castro dejara de inspeccionar nuestro trabajo. La limpieza que hicimos fue a prueba de inundaciones”, me dijo un trabajador de la CAEV.
Y en efecto lector, el río Tuxpan se desbordó, pero (hay que reiterarlo) no causó los estropicios que el Cazones gracias a que el sistema de drenaje funcionó.
Otro gallo le estaría cantando y muy mal a Tuxpan y los tuxpeños, si el gobierno municipal de José Manuel Pozos Castro no hubiera sido previsor hace dos años.
PD. Álamo ya está de pie, pero de ese municipio te platicaré más adelante.
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