Por: Ángel Rafael Martínez Alarcón

El 20 de noviembre de 1975, tras una larga agonía, falleció en Madrid a los 82 años de edad el General Francisco Franco Bahamonde, militar y gobernante de España desde 1939 hasta su muerte. Franco nació en 1892 en Ferrol, Galicia, en el año en que se conmemoraba el cuarto centenario del descubrimiento de América.

Proveniente de una familia de tradición militar y profundamente religiosa, Franco siguió la carrera de las armas desde joven, ingresando en la Academia Militar en 1907. Su ascenso fue rápido; a los 33 años se convirtió en el general más joven de Europa. Su experiencia en la Guerra de Marruecos y su participación en la represión de la Revolución de Asturias en 1934 consolidaron su perfil como un militar decisivo.

La figura de Franco es central en la historia de España del siglo XX, con adeptos y detractores. Para sus partidarios, lideró la salvación de España de lo que consideraban una amenaza socialista y soviética durante la Guerra Civil (1936-1939). Tras la victoria del bando nacional, instauró un régimen autoritario que se mantuvo en el poder durante 36 años.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Franco, a pesar de haber recibido ayuda de la Alemania nazi durante la contienda civil, mantuvo a España en una neutralidad que resultó crucial para el país en el contexto europeo. En 1969, designó como su sucesor al Príncipe Juan Carlos de Borbón, un hecho pivotal para la futura transición hacia la democracia.

La relación de su régimen con el mundo fue compleja. México, por ejemplo, bajo los gobiernos de Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho, apoyó a la República española y no reconoció al gobierno de Franco. Este gesto facilitó el exilio en México de miles de españoles, incluidos intelectuales que fundaron La Casa de España, germen de lo que hoy es el prestigioso Colegio de México.

Mi estancia de tres años en Madrid a finales del siglo XX me permitió acercarme a la historia de un franquismo cuyo legado sigue siendo objeto de controversia en la España actual. La sociedad española mantiene posturas divididas: mientras un sector guarda un grato recuerdo de esa era, otro no olvida a los perdedores de la guerra civil y las represiones de la dictadura.

Para comprender esta figura, la bibliografía es extensa. Obras fundamentales incluyen la biografía «Franco, Caudillo de España» de Paul Preston, el análisis de Stanley G. Payne sobre la economía durante la dictadura, y «Leyenda del César Visionario» de Francisco Umbral, que profundiza en la personalidad del Generalísimo.

La semana  pasada, el rey emérito de España  don Juan Carlos I de Borbón, presentó su memoria, bajo el titulo : Juan Carlos I d’Espagne. Réconciliation,512 pp. Destaca la importancia del General Francisco Franco, “Un día Franco me hace ir a su despacho. Yo no sabía nada. Me lo dijo sin rodeos: “Te voy a nombrar sucesor como rey. ¿Aceptas?’

La muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, fecha que coincide con el aniversario del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera, cerró una etapa y abrió lentamente el camino hacia la democracia, un proceso en el que tuvieron que convergir antiguos bandos. Las heridas de aquel conflicto fratricida perduran en la memoria colectiva. Fue bajo el presidente mexicano José López Portillo cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas entre México y España, designando como embajador al ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, consolidando un ida y vuelta entre ambas naciones que nunca se detuvo.