Hace justo una semana, a raíz de que el tema del estrés financiero se retomó en muy altos niveles de opinión, a la par que se revelaban nuevas cifras de crecimiento en el impago de créditos al consumo, y de moratoria.
Se volvió a sentenciar socialmente a los usuarios, como los responsables en mayor medida de las fallas en las relaciones de consumo de créditos y del sobreendeudamiento, por descuidar su capacidad de pago, y tomar compromisos (créditos) para hacer compras innecesarias, o fuera de su alcance.
Motivo principal que me trajo de nuevo, a externar con mayor insistencia, mi disentimiento y falta de acuerdo, a la vez de apelar la sentencia social, que se dirigió a la opinión pública, para abrir el debate respecto a los verdaderos responsables del sobreendeudamiento que vivimos en México.
Los mexicanos vivimos del crédito. Un crédito caro, sin orden, sin trasparencia, sin ordenamiento y sin moral.
Un crédito feroz, y salvaje; que acaba con el patrimonio y con la vida de cualquiera, ansiedad, depresión y estrés, son por decir lo menos, la sala de espera de la pérdida total de la salud mental, la estabilidad emocional, y ya no se diga de la dignidad.
Aún así, nada se dice de los órganos reguladores que no regulan, nadie cuestiona a los legisladores que no hacen leyes para defender a los usuarios de servicios financieros, nadie le pide a la Corte una nueva revisión al tema de la usura y al anatocismo.
¡Por el contrario!, se han legalizado las tasas de interés bancarias, ‘tomándolas como buenas’ y por ende como base para regular a los prestamistas informales, (agio), bajo el argumento de que si son bancarias son legales, por el pre concepto de que los bancos, son entes regulados; y que, si sus parámetros los revisa el Banco de México, ¡pues ya exentaron el examen!, de la legalidad.
Peor aún, muchos de estos prestamistas autorizados, violan sistemáticamente la Constitución y se burlan de la justicia de los tribunales. Al diseñarse, trajes a la medida para hacer su cobranza, ¡que ni Dinamarca eh!, ahora sí como dicen los memes, estos señores no conquistan la luna, nada más porque no quieren.
Para muestra la Caja de Ahorros que opera en Teocelo (reservo su nombre), de la que le contaba hace ocho días; imagínese, después de fabricar a la ahorradora, una deuda que no tenía, capitalizando intereses, y haciéndole cuentas chinas.
Buscó con sus abogados diseñar un Contrato Cesión de Bienes en Pago. En donde su clienta hacia entrega de su casa, renunciando a cualquier defensa legal que le pudiera beneficiar con motivo de la deuda.
Suena bien, (para la Caja) a no ser porque se trata de un acto jurídico prohibido por las leyes; pues en los artículos 1996 y 2901 del Código Civil para nuestro Estado de Veracruz se establece que este tipo de cesiones de bienes a favor de los acreedores, si bien, sí pueden celebrarse.
Dichos acuerdos, deben darse cuando haya pluralidad de acreedores (más de uno), y siempre y cuando se sigan las reglas del capítulo relativo del Código Civil a la concurrencia y prelación de los créditos.
Así, el capítulo relativo al cual deben sujetarse estos acuerdos de cesión de bienes en pago; castiga con pena de nulidad, todos aquellos pactos, que se celebren de manera privada con un solo acreedor.
Esto fundamentalmente para evitar fraudes, y también para inhibir a los abusivos que busquen mancillar el imperativo de prohibición constitucional contenido en el artículo 17, acerca de que nadie, pueda hacerse justicia por su propia mano.
Me explico un poco más a detalle; ese traje a la medida, en materia de cobranza que se diseñó la caja, para despojar (no hay otra palabra, más adecuada) a su socia ahorradora, clienta, usuaria, es lo mismo.
Es una forma de ‘ejecución exprés’, prohibida por las leyes, porque presupone disponer de manera automática de un derecho futuro e incierto (debido a que se firma cuando la deuda simulada aún no vence) coartando la libertad económica de la deudora, y su derecho a la propiedad, al debido proceso, y a su garantía de audiencia.
Pues ahora imagínese que esa Caja, se atreve a dar recomendaciones para el Buen Fin a sus clientes, para que sean prudentes y no caigan en sobre endeudamiento, cuando con sus prácticas abusivas es el vivo ejemplo del abuso, y de la causa de estrés financiero.
¡No, pues mejor no me ayudes comadre!
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