Parecerá una historia de telenovela dramática. Le parecerá a usted, lectora, lector, un hecho irreal, una fantasía extraída de alguna obra escrita siglos atrás. Sin embargo, el siguiente relato no es tal. Ocurrió en plena capital del estado de Veracruz, con personas de carne y hueso, o sea ciudadanos comunes, de los que pagan sus impuestos, de los que dedicaron toda una vida al servicio de los demás y que hoy ya disfrutan de una jubilación por su edad.
Hace unos días, en esta ciudad capital del estado de Veracruz, un conductor, maestro jubilado, al manejar su automóvil por las calles xalapeñas, tuvo un percance por alcance con otro vehículo. Golpeó por alcance a una camioneta. Al descender de su unidad, el maestro jubilado, lo hizo trastabillando, como si algo le estuviera ocurriendo. Al llegar los elementos de la Dirección de Tránsito, sin analizar que el maestro no presentaba aliento alcohólico o de haber consumido alguna sustancia, si más determinaron que “estaba alcoholizado” y determinaron conducirlo a las instalaciones de la DGTyTE.
En dichas instalaciones, al conductor que, según los elementos de tránsito, se encontraba alcoholizado, lo mantuvieron sentado sin que ningún especialista medico se acercara a valorarlo y pudiera emitir un diagnóstico clínico.
Al enterarse los familiares que el conductor que había ocasionado el accidente, se encontraba detenido, de inmediato acudieron a las instalaciones para tomar conocimiento de los hechos.
Al observar a su familiar y luego de inquirir si ya había sido auscultado por algún doctor, lo cual aún no se había realizado, informaron a los propios elementos que su familiar no ingería alcohol, que lo que su familiar presentaba ¡¡¡era un posible paro cardiaco o un derrame cerebral!!!
De inmediato solicitaron que su familiar fuera trasladado a la Clínica-Hospital del ISSSTE, ubicada en San Bruno, donde se logró saber que al señor le estaba dando un derrame cerebral, pero la oportuna intervención de los doctores de dicho nosocomio, permitió salvarle la vida, aunque con secuelas severas.
Luego de leer esta resumida historia, usted lectora, lector, pensará, quizá, que puede ser una nueva telenovela próxima a estrenarse, que pudiera ser un cortometraje de los que se ponen de moda y ya; sin embargo, no lo es.
Y las preguntas surgen a borbotones, espontáneas. ¿están capacitados los elementos de tránsito para atender este tipo de situaciones con profesionalismo? ¿les han sido impartidos cursos en materia de atención médica y de primeros auxilios? ¿sabrán identificar a una persona que puede estar ebria por su aliento de una persona que está a punto de sufrir un infarto cardiaco o derrame cerebral?
¿Tendrá conocimiento el director de la DGTyTE, del comportamiento, de los abusos, los atropellos y de la actitud negligente con que actúan los elementos a su cargo? ¿Están calificados para atender emergencias?
Ah, porque déjeme agregar, cuando los familiares llegaron a las instalaciones, los “cumplidos agentes” le espetaron que el conductor se encontraba en estado de ebriedad y que, junto con la unidad que conducía; serían remitidos y “puestos a disposición de las autoridades superiores”
Fueron los gritos de los familiares, la indignación, la rabia, la impotencia y el coraje lo que se logró imponer por encima de lo que a todas luces ya estaba siendo una arbitrariedad por parte de unos elementos que no alcanzaban a razonar ni a magnificar la situación de peligro en que se encontraba un conductor.
Y fue en un vehículo particular en el que trasladaron hasta las instalaciones del ISSSTE a quien, de no haberse actuado a tiempo, en estos momentos ya estarían viviendo una real y completa tragedia.
Ahora bien, ¿quién se va a hacer responsable por la negligencia cometida por malos elementos de tránsito? ¿Quién va a cubrir los daños y perjuicios económicos cometidos en contra de un ser humano? ¿quién asumirá las consecuencias?
¿Sabrá la ingeniera Norma Rocío Nahle García, gobernadora del estado, de las acciones de los elementos que existen en la DGTyTE?
¿Tomará cartas en el asunto la Contraloría General del Estado?
¿Intervendrá la Secretaría de Seguridad Pública en el caso en el que elementos de tránsito actuaron con una evidente negligencia?