Por Alejandra Cortina

En las últimas semanas se han presentado diversos fenómenos naturales, siendo los más frecuentes las lluvias intensas en diferentes puntos de la entidad. Desde antaño, la ciudad de Xalapa se ha caracterizado por la presencia de lluvias en diferentes temporadas del año, teniendo un incremento esperado y habitual entre los meses de julio, agosto y septiembre.

Ahora bien, los fenómenos naturales pueden tener cierta regularidad al manifestarse lo que permite que sean previsibles, pero también pueden llegar a ser extraordinarios atendiendo a la dificultad para prever su aparición, esto último no significa que necesariamente desencadenen un desastre.

Al respecto, La Red de Estudios Sociales para la Prevención de Desastres Naturales de América Latina (La RED) señala que “Los fenómenos naturales no se caracterizan por ser insólitos, más bien forman conjuntos que presentan regularidades y están asociados unos con otros”. En otras palabras, el conocimiento científico y el diagnóstico para el diseño de las políticas públicas, así como los planes y programas que de ella emanan deben necesariamente contemplar las características del entorno, los riesgos y demás elementos para poder prevenir las consecuencias de su aparición.

Se ha observado, además, que cuando los fenómenos naturales interactúan con las condiciones de vida desfavorables de comunidades, ciudades o una planeación urbana que no considera la historia geográfica de la región, puede traer consigo la aparición de desastres.

Recientemente la sociedad Xalapeña se conmocionó por las inundaciones registradas en diversos puntos de la ciudad, causando cuantiosos daños y pérdidas materiales, pero lo más lamentable es que también se registraron pérdidas humanas entre ellas las de varios infantes.

En su momento, diversas personalidades hicieron acto de presencia y con ello compromisos para mejorar las condiciones de vida de las personas afectadas ¿se cumplirán?

El tema no se agota aquí, el riesgo sigue latente en diferentes sectores de la ciudad que ya han sido identificados como puntos de riesgo, y se empiezan a observar auténticos socavones que amenazan con crecer y que incluso marcan el curso que sigue el agua bajo las calles pavimentadas.

En este sentido, La RED también ha destacado la correlación existente entre “fenómenos naturales peligrosos (como un terremoto, un huracán, un maremoto, etc.) y determinadas condiciones socioeconómicas y físicas vulnerables (como situación económica precaria, viviendas mal construidas, tipo de suelo inestable, mala ubicación de la vivienda, etc.). En otras palabras, se puede decir que hay un alto riesgo de desastre si uno o más fenómenos naturales peligrosos ocurrieran en situaciones vulnerables”.

Por su parte, el Ayuntamiento de Xalapa a través del Departamento de Monitoreo y prevención de desastres, dio a conocer el pasado 7 de septiembre que existen al menos 71 colonias en riesgo por “procesos de remoción de masas” de acuerdo con el “Atlas Municipal de Riesgos”. Ejemplos sobran, en las imágenes que ponemos a su disposición se observa, en primer lugar, un socavón en la zona del Sumidero, mientras que en las dos siguientes se aprecia una obra inconclusa de la actual administración en la Av. Ébano en un intento de solucionar un problema de hundimiento de amplias dimensiones, mismo que se ha postergado al menos en  los últimos dos años donde las acciones se han concentrado en  “bachear” un riesgo que va en aumento y que evidentemente requiere un estudio sistémico,  profesional y serio.  La lista es bastante larga, incluso sería posible montar una muestra fotográfica de los deslizamientos, baches y socavones, pero eso no aminoraría la magnitud del problema.

En definitiva, es importante que la administración encabezada por el Dr. En Ciencias Sociales, Hipólito Rodríguez Herrero, aun alcalde de la Atenas Veracruzana, tenga presente que los desastres no son naturales. Lo natural es que, ante la falta de una planeación adecuada, el no ejercicio de recursos y la escasa obra pública destinada a prevenir los efectos de los fenómenos climáticos traiga consigo consecuencias desastrosas.

 El peligro está latente, las acciones son urgentes para evitar más pérdidas humanas. ¿Será suficiente continuar bacheando la ciudad con esos 30 millones de pesos para solucionar los hundimientos y corrientes subterráneas?