POR: LIBERTAD BAJO PALABRA.

Sólo fue a exhibir su estulticia y con él arrastró a un grupo de empleados que pisotearon su dignidad por dejarse llevar por las ocurrencias de un estulto. ¿Qué gana Cuitláhuac García al ir a las oficinas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a mostrarse como un porro? Lo mismo que Alejandro Armenta al acusar amenazas de parte de la ministra Norma Piña, lo mismo que Layda Sansores a quien le falta saliva para lamer las suelas de su mesiánico presidente. Lo único que ganan es la atención del presidente.

Cuitláhuac García ganó eso, una palmadita en la testa, como la que le da el dueño a su perro que sale a ladrar a las personas que se acercan al portón de su casa. Ganó además una nota en los medios que reportaron su “hazaña”. Pero sólo eso, porque si cree que con la exhibición que realizó en la Ciudad de México, apoyando a esa horda misógina y descerebrada, gana algo más, está equivocado.

Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no van a ceder a los caprichos de un presidente tirano que sabe que no tiene manera de evitar que se reviertan muchos de los cambios constitucionales que ha propuesto. Por ello, Cuitláhuac García sólo fue a hacer el ridículo, sólo fue a dar fe de lo que ha sido en todo el tiempo que lleva de gobernador, un gobernador estulto.