El final, se acerca ya/ lo esperaré serenamente/ ya ves, yo he sido así/ te lo diré sinceramente. 

Es cierto, el final se acerca ya. Todo empieza y todo acaba. La esperanza de que todo cambiaría, se quedó en eso, en esperanza. Por ejemplo, la salud que se tendría como la de Dinamarca, “no, mejor que la Dinamarca”, nomás nunca llegó. 

Viví la inmensidad/ sin conocer jamás fronteras/ Jugué sin descansar/ a mi manera/ 

También nos quedamos esperando que el precio de la gasolina bajara a diez pesos, esa fue la promesa y nomás no se cumplió. 

Jamás viví un amor/ Que, para mí, fuera importante/ corté solo una flor/ y lo mejor de cada instante/ 

Que se combatirían las causas del fenómeno de la delincuencia para así abatir el alto índice de crímenes que, en números redondos, ya andan por los 180 mil cráneos y parece cosa de competencia, para ver quién o qué grupo ejecuta a mas cristianos. Se dictó que, en lugar de balazos, hubiera abrazos y a los pobres soldados y amigos de la Guardia Nacional, en el rancho más jodido, les andaban poniendo sus buenas “zapaterías”. Y exhibido en redes sociales. Eso sí dolía. 

Viajé y disfruté/ No sé si más que otro cualquiera/Si bien, todo esto fue/ A mi manera/ 

La obcecación por realizar obras insignias, que fueran el emblema del Partido en el Gobierno, desde el principio de sus respectivas construcciones, generaron suspicacias y dudas suficientes. El fracaso anunciado, arengó el capricho y la necedad se imponía por encima de la razón. 

Tal vez lloré o tal vez reí/tal vez gané o tal vez perdí/ahora sé que fui feliz/que si lloré, también amé/puedo seguir hasta el final/ A mi manera/ 

La Pandemia del SaRs-CoV-2, nos tomó por sorpresa completamente y en lo que se entendía qué era lo que estaba pasando con el Coronavirus, los hospitales de todo el país se empezaron a llenar de una manera exponencial y el doctor “rock star” de López Gatell, se dedicaba a disminuir la cifra de contagiados y de muertos… ¡en las estadísticas!  Los servicios funerarios y crematorios no se daban abasto para realizar su trabajo. Un millón de muertos, se dijo, fue el saldo final de la terrible pandemia. 

Quizá también dudé/cuando yo más me divertía/ Quizá yo desprecié/ Aquello que no comprendía/ 

El tiempo seguía su ritmo desenfrenado y cada día que pasaba no era un día más, significaba un día menos, aunque no se quisiera aceptar y mucho menos entender. 

En el campo, el sector primario de todo país, junto con el pecuario, sentían el embate de una desidia gubernamental que no los veía ni los oía. La sequía, terrible como todas, flagelaba el sector y los gritos de auxilio no eran escuchados por nadie. En sentido contrario, productores de limón, aguacate, plátano y otros productos, caían en las garras de la delincuencia organizada que imponía desde fechas de corte hasta los precios de venta, provocando un desequilibrio en el sector agropecuario. 

Hoy sé que firme fui/ y que afronté ser como era/ Y así logré vivir/pero A mi manera/ 

Los gritos desesperados de grupos ambientalistas, los que denunciaban del terrible ecocidio que se estaba provocando por la construcción de un Tren Maya, el cual pasó por encima de selvas y cenotes y vestigios prehispánicos, amén de estar succionando cantidades impresionantes de recursos económicos, fue el mismo tren que en su viaje inaugural, con puras personalidades abordo, hizo 8 horas en un recorrido que debió haber realizado en una sola hora. Y las voces no fueron escuchadas y las denuncias no fueron, tampoco, atendidas. 

Porque sabrás que un hombre al fin/conocerás por su vivir/no hay por qué hablar, ni que decir/Ni recordar, ni qué fingir/puedo seguir hasta el final/ A mi manera/ 

Y, realmente, el final se acerca. Cómo terminará la película que hasta ahora nos han exhibido a todo color, nadie lo sabe. 

Nota: A mi manera. Canción compuesta por Paul Anka / Guilles Thibaut/ Claude Francois. Fuente Musixmatch.