<< El esfuerzo común de los amigos consolida un proyecto que requiere de todas las ideas y los criterios, las visiones y las opiniones >>
Por Ángel Álvaro Peña
La experiencia en el periodismo surge desde la adolescencia, y se desarrolla en la juventud. Así, desde el momento en que algo de la realidad nos asombra y nos motiva a plasmar esa parte de la vida, surge en nosotros la vocación para lanzar al viento las horas del tiempo que se convierten en historia.
Recordar cuando la primera oleada de realidad nos conmovió hasta el grado de necesitar transmitirla, es como evocar cuando uno deja plasmada su primera impresión en el papel, porque Políticos al Desnudo nace, como todo medio bien nacido, envuelta en papel, y con un manantial de tinta empezar a crear un río de información que desemboca en el océano de la comunicación contemporánea.
Cada semana nos dimos a la tarea de conjuntar amigos, que, a pesar de las diferencias en las ideas, coincidíamos en el mismo centro para dar a conocer un punto de vista que en su contraste exaltaba el pensamiento humano. Así, las diferencias entre amigos fueron entrelazándose hasta construir un tejido informativo que en ocho años se convierte en lectura obligada para el público en general, los políticos de todas las corrientes y ciudadanos de todas las ideologías.
Somos amigos que sin más interés que darle cuerpo a un proyecto que semana tras semana muestra su interés por hacer de México un mejor país, y que se reúne en este torrente de tinta que finalmente forma parte de un mismo río y se vuelve idea, pensamiento, posición crítica, postura partidista, sensibilidad o contradicción.
El desinterés que los amigos mostraron por darle vida primero, y luego fuerza a Políticos al Desnudo es inusual en un medio contemporáneo de comunicación. Nos une el esfuerzo común, nos confrontan nuestras ideas, pero nos hermana la amistad que, a pesar de no coincidir siempre, termina por armonizar cada semana en un grupo de gente pensante que cree firmemente en sus ideas, y es en ellas diferentes, parecidas o contrarias, donde todos nos fusionamos para estrechar manos y repartir abrazos.
Tinta y papel se encargaron de desnudar a más de un político, y de desenmascarar a uno que otro oportunista que a salto de mata se disfrazaba de funcionario público o de gente decente. Fueron señalados, así también se criticaron a lo largo de estos ocho años, las administraciones que dañaron a la gente, a la población cercana y a la lejana, que no por la distancia deja de ser un prójimo que si no fuera por los medios estaría más desprotegida, más vulnerable.
Políticos al Desnudo ha sido un lugar donde se reúnen los amigos que no necesitan invitación para llegar. Algunos se invitan solos y se sienten en casa. Y eso para los anfitriones es un honor y un orgullo porque para coincidir en un lugar no necesitamos confirmar la cita, la cita la ofrece la amistad. Estamos juntos y eso es lo importante.
Informar no es un acto mecánico porque informarse en una actitud activa, difundir no es tarea pasiva sino emoción viva, por eso los lectores y amigos de nuestra publicación que se vuelve ayuda diaria con la tecnología, nos visitan y se sienten en casa en la revista y el portal que abre las puertas de la información, del mundo, de la historia.
No es necesario dar la bienvenida a quienes llegan a casa, ya sea para informar o para informarse, pero sí es necesario, vital y obligado, agradecer que nos leamos, aunque no nos veamos, que sepamos cómo pensamos porque al conocer el pensamiento de los amigos, de los lectores, sabemos cómo actuamos y descubrimos que cada uno de la comunidad que nos rodea tiene en su corazón la necesidad de asombrarse y conmoverse, como muestra de personas despiertas y nobles.
Por eso y por todo lo que sabemos y callamos, por lo que dejamos en el tintero involuntariamente, por lo que la memoria no nos ayuda a plasmar.
Por la amistad, muchas gracias.