Por Libertad Bajo Palabra

Dicen los que la conocen que Joana Marlén Bautista tiene muchas virtudes; algunas saltan a la vista y son las que la llevaron a ocupar el puesto de poder del que súbitamente ayer la corrieron. Dicen sus amigos que es derrochadora, fruslera, a ratos iracunda, cuando le conviene seductora. Pero agregue usted uno más de los atributos de esta mujer que durante varios años hizo lo que quiso del presupuesto del Poder Judicial. Anota el periodista Arturo Reyes Isidoro en su columna Prosa Aprisa, que la señora además de deslumbrante, resultó ser una traidora.

Anota el periodista: «Su caída ya estaba cantada desde antes cuando, según mi fuente, le enviaron auditores a practicarle una auditoría y ella reaccionó desatando la versión de que “presuntos gestores” (del Congreso) estaban realizando reuniones con autoridades municipales para dar “soluciones mágicas” a las solventaciones de sus cuentas públicas. Su cese, entonces, habría sido concertado entre Eleazar y Juan Javier, por aliarse con Cisneros, al que acusan de traicionar a Rocío Nahle. Pero también la acusan de que sintiéndose poderosa provocó muchos conflictos internos y quería destituir a personal de la judicatura. Se le agrega que recientemente había sufrido el reproche de la presidenta del Tribunal, Aurelia Jiménez, de que cuando se acercan los compromisos de fin de año no hay recursos para hacerles frente».

Una traidora, Joana Marlén, para un traidor, el Bola 8; tal para cual.