Por Fernando Hernández Flores*

Un maestro es una brújula que activa los imanes de la curiosidad, conocimiento y sabiduría en sus pupilos. Ever Garrison

La conocí hace más de dos décadas. Ella era la directora del Jardín de Niños “Gloria Noemí Palma Gutiérrez”, que se ubica en la calle Gabriel Garzón No. 16, Colonia El Mirador, en la ciudad de Xalapa. Previamente, estuvo albergando a la niñez de esa región en su hogar, que funcionó como escuela y sus cuartos de la casa eran los salones para los pequeños, la maestra María Esther Urrieta Alba tuvo el apoyo incondicional de su querido esposo el Dr. Julio Pazos Onofre, que se casó con ella en el año de 1973. Al poco tiempo, le autorizaron el terreno para construir esa bonita institución educativa, en la cual realicé mi servicio social para validar mis estudios en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 301. Por aquellos tiempos, Esther Urrieta era mi compañera de la Universidad y realizamos tareas en equipos, a veces en su casa, en otros momentos en la Biblioteca de la Ciudad o en la casa de otra compañera o compañero de la Licenciatura en Educación Básica.

María Esther es originaria del municipio de Erongaricuaro, Michoacán. Durante su niñez y adolescencia se vio rodeada del cariño de sus padres: Leopoldo Urrieta Huerta y María Ventura Alba Guzmán. Su cercanía con el campo la logró a través de su padre y su aproximación al sistema educación lo observó en su madre que se dedicaba a dar clases como docente. Al egresar de la Normal Urbana Federal “Profr. J. Jesús Romero Flores” de la ciudad de Morelia en 1968, inmediatamente en el mes de septiembre de ese mismo año, desde la Secretaría de Educación Pública la envían como educadora al municipio de Atzalan, Veracruz.

Al Jardín de Niños de nueva creación le asignaron la clave 30DJN0215A, no contaba con un terreno y el ayuntamiento destino un espacio a mano derecha de sus oficinas para que ahí se impartieran las clases, y al fondo a la izquierda se dieran las clases de nivel secundaria por otros maestros. No obstante, ahí cerca del Jardín se encontraba un joven médico que pasaba donde María Esther atendía a los 30 pequeñines que logró reunir con tanto esfuerzo. El destino los unió y se casaron. Procrearon a dos jóvenes profesionistas en medicina Julio Vinicio y Oscar David. Tanto la maestra Esther como el doctor Julio se caracterizaron por su labor altruista y por su servicio constante hacia los demás. El doctor Julio fundó el “Grupo Atzalan” y desde hace 34 años hasta la fecha sigue haciendose presente en la tierra de los Calates. Actualmente el Grupo Atzalan es dirigido por el Profesor Bertoldo Pazos Onofre y la revista “La Voz del Huitoco” de la agrupación, la coordina Aurelio Pazos Ortega.

Es así que, el día 2 de diciembre de 2023 le realizó un homenaje bien merecido a la hija predilecta de este municipio, la maestra María Esther Urrieta Alba. Aunque el doctor Julio no está en vida, su legado prevalece a través de su familia.

Esther Urrieta regresó como maestra a Michoacán y posteriormente la enviaron a Chiapas como supervisora y logró levantar la documentación de más de mas de 150 escuelas de preescolar que requerían fundación. Hizo los tramites ante las instancias correspondiente, pero su esposo quiso regresar a Veracruz. Por lo que, ella renunció a una de sus dos plazas. Fue a México a dar clases y por fin regresó a Xalapa, fundando un Jardín de Niños atrás de lo que hoy es Plaza Cristal. Ese espíritu de educadora la hace ser una digna veracruzana por adopción y por convicción.

¿Cuántas generaciones pasaron entre sus aulas? ¿Cuántas boletas expidió? Ese día de su homenaje, el cantante atzalteco Valentín Castellanos Melgarejo le decía desde el templete, para mi madrina va esta va esta canción. Esther es una verdadera sembradora de la educación. Hace poco me enteré que terminó otra maestría y actualmente cursa un diplomado en Tanatología. Es una excelente terapeuta y ha sido asesora en la UPAV y otras instituciones.

En el homenaje también mencionaron a los niños que acababan de ganar un partido de futbol en Jalacingo, conocidos como “Calates Junior”, también subieron a recibir un reconocimiento varias jovencitas que integran el Club Deportivo Femenil “Las Calatas” y el equipo de adultos “Los Calates Veteranos Master”, entre otros. Pero a que vienen los calates en Atzalan. El calate es un símbolo que da identidad a los pobladores de este maravilloso municipio. Si vas a Atzalan y en su gastronomía no comes tortitas de calates, el viaje ha sido desaprovechado.

Imagina que vas al río y ves a un árbol. Del árbol saltan unas ranitas que caen al agua y son cazadas por los habitantes de Atzalan. Después las llevan a sus hogares y preparan unas tortitas en caldo o como si fueran tortas de camarón. Su sabor es único y especial. Pero volviendo al homenaje a la maestra Urrieta Alba y al Jardín de Niños “Porfirio Pazos Onofre” también participó el grupo “Son de la Palma” en dirección de Rolando García Uscanga, así que se dejó escuchar el arpa y el danzar de dos jóvenes al estilo fandanguero y escuchando unas décimas.

Han pasado 55 años y Atzalan sigue floreciendo con la niñez, la juventud y los habitantes que se dieron cita en el auditorio municipal “Aurelio Pazos Martínez”.

(*) Asesor General de Literatura de la Academia Nacional e Internacional de la Poesía en el estado de Veracruz. @tepetototl venandiz@hotmail.com