Lic.  Hector Ricardez Arenas

Es la Universidad la vertiente central de la cultura mexicana y al egresar de ella, quedamos obligados por nuestra formación, a llevar con dignidad los valores que le dan fundamento; la libertad de pensamiento y expresión y la tolerancia de toda corriente de ideas

La vida del abogado está expuesta permanentemente a tentaciones y flaquezas, Eduardo J. Couture Etcheverry decía que bajo el puente de nuestra profesión, pasan todas las miserias del mundo, la abogacía puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios.

Por culpa de algunos de nuestro gremio, hemos sido objeto de críticas, sátiras y burlas, como la maldición gitana de “entre abogados te veas”  o por ser capaces de todo se les da el mote de “abogados del Diablo” .

Contra esta opinión, los méritos del abogado, también merecidamente, les ha valido ser rescatados por Reyes, Estadistas, Escritores y Poetas. En Atenas se les llamó consejeros del pueblo,  en Roma Sacerdotes y Profetas de la Justicia. El Rey Alfonso X “El Sabio” llamó a los Jueces; Hombres Justos y al abogado  letrados. Lope de Vega los llamó insignes por sus escritos. En España se decía que después de veinte años de postular el Derecho se les debía conceder el rango de Condes. Para Couture el abogado es definido; “como una ardua fatiga al servicio de la Justicia”

La dignidad del abogado se expresa, cuando su tarea se encamina a defender la moral del Derecho; que es la Justicia! según expresión de mi maestro Luis Alejandro Recaséns Siches en su Tratado de Filosofía del Derecho.

El Estado como sociedad organizada, al decir de Eduardo García Maynez, debe conservar el orden y la seguridad, bajo los principios que da la JUSTICIA de libertad y paz, que perfeccionan y realizan al hombre plena e íntegramente, solo de esta manera se logra la convivencia humana.

El abogado debe ser soldado de la justicia defendiendo la libertad.  La libertad es el medio donde se desenvuelve el abogado y el fin a donde se encamina su tarea, para defender la libertad del derecho ajeno, con la tutela judicial y carga probatoria de su servicio. Sin esa libertad ningún abogado podría luchar contra las arbitrariedades y el abuso del poder.

La injusticia es la servidumbre del poder y el quebranto del estado de derecho. Por todas estas consideraciones, la impartición y procuración de JUSTICIA resultan una inminente necesidad social y los Tribunales que la imparten y las Fiscalías que la procuran deben actuar bajo los principios a que me he venido refiriendo, pues el actuar de unos y otros órganos del Estado quedan limitados al cumplimiento irrestricto de la Ley Constitucional y las leyes que de ella emanan. Es aquí donde se manifiesta la tarea del Abogado postulante del Derecho, sin cuya intervención no se daría la actividad y la función Tribunalicia. Es la experticia del Abogado litigante el instrumento eficaz para la conservación del Estado de Derecho.

En medio de la crisis pandémica y los accidentes de la Administración Pública en la Entidad Veracruzana, se ha hecho manifiesta la opacidad en la impartición de Justicia, pareciera que los Abogados que postulamos el Derecho estemos convertidos en simples lazarillos, de quienes piden justicia, prometida por el Artículo 17 Constitucional para evitar que se manifieste la Justicia por propia mano.

¡Felicidades y adelante, compañeros abogados!